Pues sí, bajar de peso no siempre es subir autoestima. Y sé de los que os hablo, porque lo he vivido en primera persona. 

Está genial que quieras perder unos kilos por salud o porque, simplemente, te apetece adelgazar. Pero no creas que adelgazando te vas a querer más, porque no siempre es así. 

Yo siempre he sido una niña gorda. Sí, G-O-R-D-A. Es que no me apetece quitarle importancia a la palabra usando su diminutivo. Porque es una característica descriptiva más del cuerpo humano. Porque tú vas por la calle y no te gritan  “¡Eh, tú, ojos almendrados!” ni pasan por tu lado diciendo “Mira qué pedazo de persona de estatura normal”. Pero si te gritan para decirte que estás GORDA.  Es que, de verdad, no sé en qué momento de ser un adjetivo para convertirse en un insulto.

En fin, que yo he vivido con esto toda mi vida y lo he llevado más o menos bien. Pero una mañana me levanté y pensé que el estar gorda era el problema de todos mis miedos e inseguridades. Pensé que si adelgazaba, iba a ser la persona más feliz y más segura de sí misma del mundo. Nada más lejos de la realidad.

Adelgacé más de 20kgs pensando que me iba a querer más que nunca, y os prometo que nunca me he sentido tan poco válida e insegura. 

Con esto no quiero decir que si adelgazáis no os vayáis a sentir súper bien. Digo, que en mi caso, no funcionó, porque el problema estaba en otro sitio.

Perdí peso y perdí ganas de todo. No salía por miedo a engordar y mis inseguridades crecían a medida que yo perdía peso. Se me acercaron chicos que yo pensaba que nunca se hubiesen fijado en mí. YO PENSABA. Estaba muy equivocada. 

Acabé  yendo al psicólogo porque la pérdida de peso se había vuelto una obsesión. Era una lucha de mi misma contra mí misma, y no quería eso.

Fue lo mejor que pude hacer. Recuperé el peso, sí; pero empecé a respetarme como nunca. Y me di cuenta de que nunca me había querido en condiciones.

Fue en ese momento cuando empecé a valorarme como a nadie: amé mi tripa, mis muslos, mis brazos,… Y los sigo amando. 

Y si ahora me gusta un tío, me lanzo a por ello sin miedo, porque sé que lo que valgo está mucho más allá de los kilos que pese. 

Y si me quiero comprar el vestido más pegado del mundo, me lo compro y lo luzco como nadie. Porque yo me veo y me siento bien.

Y si me dicen gorda por la calle, pues les contesto con alguna característica suya. He llegado a contestar “Jersey de rayas”.

Así que, amiguis,  vamos a amarnos y respetarnos todos los días de nuestra vida, que la relación que tenemos con nuestro cuerpo es la relación más duradera que vamos a tener y la única que nos va a acompañar hasta el final de los finales.

Claire Rouge ( @clrouge)