¿Sabéis cómo funciona el biberón Zero de Suavinex?

Es curioso.

Cito:

«El biberón incorpora una bolsa anticólico patentada que funciona de la misma manera que lo hacen las glándulas mamarias:

 

  • Se contrae al ritmo que el bebé va succionando.

  • Sin necesidad de aire exterior para compensar el vacío que se produce dentro».

 

Arturo está con lactancia mixta porque no cogía peso. Su padre y yo tenemos acordado que yo doy de mis tetas y él biberones. 

Hoy yo doy teta. Y doy biberones. 

Hoy mi corazón se contrae al ritmo que mi bebé succiona. Mi corazón se contrae cada vez que no succiona.

O que pone un gesto de dolor.

O tose.

O le miro con el oxígeno puesto en su pequeña cara. Su inocente cara.

Su sonrisa es lo único que compensa el vacío que siento dentro.

Pensar que pronto nos vamos a casa compensa el vacío que crece dentro.

Escuchar un audio de mi niña que a 11 km me dice que me quiere. Y sentirla cerca estando lejos. Muy lejos.

Preguntándose donde está mamá.

Dónde está Arturo.

Cuándo vendrán.

Qué pasará.

 

Sin misterios. Con grandes noches. Grandes noches de mierda. De miedo. De rabia. De sueño.

Bronquiolitis.

Esa palabra que es más grande que mi bebé. Mi dulce bebé de menos de dos meses. Que sonríe y después tose. Que tose y después sufre. Que sufre.

Y mientras le pinchan el talón para exprimir sangre, llora. Y llora. Y me mira mientras llora. Y me rompo. Y mi mascarilla hace que yo tampoco respire. Y lloro. Y lloro.

Me mira como diciendo:

‘Tú deberías protegerme’

‘ No lo hiciste ‘

‘ Y ahora no lo haces’

Y le cojo la mano. Más bien le ofrezco la mía. Pero desconsolado llora. Desesperado. 

Cuando al fin me devuelven a mi bebé, le ofrezco mi teta. Me ofrezco toda yo. Mi consuelo. Mis brazos. Mis besos. Y noto como poco a poco me perdona. Y se tranquiliza mientras me mira con algunas lágrimas de última hora mientras intenta respirar tranquilo. Mientras intenta respirar…

Y aquí estamos. Horas después esperando habitación. Porque aquí nos quedamos. Al menos unos días. Sin perder de vista una pantalla en la que se marca la saturación. Con la espalda partida. Sin hambre. Sin sueño. Sin nada. 

Esperando a que cesen los putos pitos. La puta tos. Los putos mocos.

A menos saturación suya, más saturación mía.

Mucha teta. Mucho biberón zero. Mucho mirarlo. Mucha rabia.

Hay cosas que se repiten en la vida. Patrones.

Guerras. Corrientes ideológicas. Los pantalones de campana. Los veranos. Incluso la regla después del parto.

Y también se repite, por los siglos de los siglos, las personas que estando enfermas cogen a los bebés. Las personas que estando enfermas no avisan de que lo están y se meten en una habitación con un bebé. Las personas que piensan que ‘No pasa nada’. Las personas que piensan que esto ha pasado siempre. Las personas que piensan que ‘bronquiolitis no esite’.

Cómo que no ESITE

Pero os digo una cosa. 

Hay una cosa que no pasa de moda. Y que no se va a repetir porque será perenne. Y es esta madre que a partir de este momento pone límites sin límites. Sin miedo.  

Porque la que está vacía por dentro soy yo. Pero el que está sufriendo es él.

POR FAVOR, TENED CONSIDERACIÓN CON LOS RECIÉN NACIDOS Y CON SUS PADRES Y CON SUS MADRES Y SUS HERMANOS Y CON TODO EL PUTO MUNDO.

RESPETAD A LOS PADRES QUE NO QUIEREN QUE COJAN A SUS BEBÉS.

RESPETAD.

Y NO JODÁIS MÁS.

Gracias.

 

Lady Apego