¿Os acordáis de la empresa de limpieza de mi cuñada? (Lee sus andanzas aquí) Después del problema con la cagada de la azotea, fueron contratadas para un nuevo trabajo: limpiar una casa piloto que estaban ultimando para empezar con las visitas. 

En esta ocasión la protagonista no es mi cuñada, sino otra de sus trabajadoras. Mientras estaban limpiando, comenzó a sentir cierto rebullir en el estómago, y con toda naturalidad expresó a sus compañeras que se estaba cagando terriblemente. Las compañeras, ya curadas de espanto de la vez anterior le dijeron que fuese al baño, que para algo lo acababan de limpiar. Y ella allá que fue tan feliz, tirándose su buen cuarto de hora echando ahí la madre de todos los truños. 

Salió del baño dispuesta a seguir limpiando, pero entonces, empezaron los gritos. Todas se quedaron congeladas al oír a un hombre que se cagaba en todo lo cagable, nunca mejor dicho, mientras subía las escaleras, reclamando que “el hijo de puta que ha cagado salga que lo reviento”. 

Ante los nervios, la autora de los hechos no tuvo otra que salir corriendo y esconderse en un armario empotrado de una de las habitaciones, dando un salto que parecía digno de Spiderman. Las demás, negándose a quedarse a presenciar el momento, se fueron también donde pudieron, quitándose del medio para no enfrentarse a la furia del hombre que subía. No sabían que había pasado, pero se lo podían imaginar y nadie era lo suficientemente valiente para quedarse ahí quieto. Pero algunas si que pudieron ver al hombre, y la imagen fue para recordar. Era un hombre de mediana edad, con una camiseta azul de publicidad de su empresa, pantalones de trabajo, botas…hasta ahí normal, salvo por el añadido de su cabeza. La cual tenía restos evidentes. Mierda. Todo lo que su compañera había expulsado, la calva de ese buen hombre lo había recogido. 

La explicación fue simple, aunque el baño parecía acabado, las cañerías no lo estaban, y el hombre, que era el fontanero, estaba manipulándolas abajo cuando sintió como la tromba de agua y mierda caía sobre él. 

Sería bonito decir que la chica se disculpó con él y quedó como una anécdota, pero la verdad es que tanto ella como las demás se dedicaron a evitarlo y no confesar, como un buen frente unido. A día de hoy, si le preguntas, ella sigue negándolo.

 

M. Lancaster