Cariño, me quiero casar. Estoy segura de que no soy la única que le ha pasado. Nunca me había querido casar, ni mucho menos tener una gran celebración con todos los típicos tópicos de un bodorrio.

Nunca me he visto a mi misma vestida de blanco en una iglesia para dar el “si quiero”. Ni bailando un vals en medio de la sala con una canción pastelosa de fondo mientras todos aplauden. Ni mucho menos espero un gran convite con trescientas personas, o una gran fiesta hasta el amanecer. Pero últimamente mi cerebro me está jugando malas pasadas y después de unos años con mi pareja, un hijo y otr@ en camino… Así que confieso que sí, quiero celebrarlo.

No quiero ir al juzgado a firmar los papeles una mañana y que se convierta en un trámite más de nuestra rutina. Quiero tener nuestro día (mínimamente) especial. Que me pica el gusanillo, vaya. Quiero reunir a mis seres más queridos y celebrar con ellos «algo» sin que se convierta en algo monumental. Que se convierta en algo digno de recordar cuando seamos unos viejecitos pochos y nuestros nietos nos pregunten por nuestra historia.

quiero casarme

El problema al organizar una boda que toda persona se ha encontrado es que cada vez que piensas en reunir ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE a la familia próxima y amigos más íntimos… Suman más de lo que esperabas. Y ahí todo se desmadra. Puedes intentar reducirlo al mínimo, pero si invitas a unos obviamente tendrías que invitar a los demás y así se va ampliando la cadena, hasta ser 150 personas por lo menos. Un bucle.

Entonces piensas en algo mucho más íntimo… Familia directa y un par de amigos. ¿Pero qué par de amigos? ¿Cómo escoger si ellos nos han invitado a sus bodas? Y esta frase retumbará en la cabeza de más de una que se halla casado (¿o no?).

Ha salido el tema con mi (casi) marido varias veces. Él asume que somos pareja, ya que por tener hijos a nivel legal (casi) lo eres. PERO YO QUIERO MI BODA. Entonces, ¿qué? ¿Le pido matrimonio o qué hago? ¿Sigo esperando a que él encuentre que es un buen momento económico? Es más, ¿hay un buen momento?

 

Porque yo pienso que nunca es buen momento para una boda, por lo menos para el bolsillo. Y no somos de los que luego van a dar su número de cuenta para que reembolsen la inversión que hemos hecho. Si decidimos casarnos, será con nuestro dinero y sin pedir nada a cambio. Porque al no querer una celebración de revista, pensamos que podemos asumirlo nosotros.

Alquilar una casita en el campo y un buen catering, pedir a la gente que venga (sin vestidos de gala ni corbatas) y celebrarlo al son de buena música. Tenemos amigos que se dedican a este mundo, así que la música no sería un problema: Ya vendrían preparados para animar el cotarro.

me quiero casar

Porque hay tipos de boda: Las que la gente vende por Instagram con todos los normativos pasos y el protocolo a seguir, y la que yo me imagino. Es que no quiero ni ramo. Quiero a mi gente, con bambas, lista para bailar “La Bomba” en medio del campo a las tres de la mañana con un foco mal puesto.

 

Tampoco pido tanto.

 

MOREIONA