El día que me quieras me pondré zapatillas de deporte la mayor parte del tiempo y esos vaqueros que compré hace diez años pero que, por muy desgastados que estén, me hacen sentir estupenda. Ese día verás que cuando me río mucho se me escapa un gruñido de cerdito y que no siempre me apetece salir a la calle a buscar adrenalina. Te darás cuenta de que no tendré anécdotas emocionantes que contar a diario y que mis preocupaciones las comparto con otros 7,594 miles de millones de personas.

Nos pelearemos por quien entra antes al baño y te enfadarás por poner el espejo perdido de menear la melena mojada creyéndome la diva que saco de lo más profundo de mi. El día que me quieras el último trozo de pizza será la guerra y, siéndote sincera, me sentará mal perder.

La noche de ese día no llevaré ropa de encaje, dormiré con mi pijama de unicornios, mi pelo despeinado y quizá no me desmaquille todo lo bien que debería. Veremos quien se queda con más parte de la cama (además de descubrir que doy todas las patadas que aprendí cuando iba a judo con diez años). Sonará el despertador y verás que se me pegan las sábanas, dejándome hermosas marcas en los mofletes que luciré orgullosa de camino al metro. Me escucharás maldecir en siete idiomas y no te sonreiré en el desayuno porque odio madrugar y desde luego, no te hablaré porque…bueno, solo porque odio madrugar.

El día que me quieras tendrás que perdonar que no te crea del todo. Me reiré y me refugiaré en el sarcasmo por miedo a que me rompan el corazón. Ya sabes, por eso de que no me queda superglu con el que arreglarlo. Cuando llegue ese día verás que no siempre estoy contenta ni piso fuerte y que a veces necesito quedarme en silencio y estar más conmigo que contigo.

Porque el día que me quieras no habrá filtros ni mentiras. No me esforzaré en ser perfecta, sino en ser real. Descubrirás mis miedos y mis inseguridades y, posiblemente, me verás ruborizada en más de una ocasión. Pero el secreto está en que el día que veas todas estas cosas, será porque yo hace tiempo que decidí quererme y, en este caso, me quiero contigo. Y en mi concepto de amor, la perfección reside en mostrarme sin adornos y con mis vergüenzas liberadas. Porque solo querré que me quieras si lo haces de verdad.

El día que me quieras.

 

Rocío Torronteras (@rocio_tor16)