En el mundo hay gente súper-mega-ultra-fanática del cine y otras personas que no, entre las cuales me incluyo. Es jodido sudar lo más grande del cine, porque en todas las conversaciones surge la misma puñetera frase:

“¿No has visto (inserta película de culto tremendamente sobrevalorada)? ¿Y qué haces con tu vida?”

En serio, yo no me creo mejor que nadie por no ser fan del cine, pero la gente fan del cine sí se cree mejor que yo.

¿Por qué os cuento esto?, pensaréis. Pues porque hace un mes empecé a enrollarme con un tío del que llevaba tiempo pillada. Le tenía tremendamente idealizado y cuando por fin nos enrollamos yo le di las gracias hasta a la virgen de mi pueblo.

Resulta que este chico es muuuuuy cinéfilo y entre todas las películas que le molan destacan las de Christopher Nolan. Yo no sé que tiene este señor que se la pone dura mentalmente. Total, que yo estaba tan enchochada que accedí a ver alguna que otra película de este señor porque mi ligue se puso muy pero que muy pesado.

El muchacho decidió desvirgarme cinematográficamente con Origen. Yo sabía más o menos de qué iba porque aunque no me entusiasme el cine, no vivo en una cueva y recuerdo el boom cuando esta peli salió.

Hicimos palomitas, la vimos y luego empezamos a darle al tema, y cuando yo estaba ya en ese punto en el que piensas “sigue así sin cambiar un solo movimiento que me corro” él paró. Yo puse cara de angustia porque no entendía lo que estaba pasando y de repente se tumbó en la cama con cara pensativa.

“¿Qué te pasa?”

Y su respuesta me dejó patidifusa.

“La peli de Origen, que siempre me deja jodido. ¿Sería un sueño? ¿Sería la vida real? ¿Y si nosotros estamos soñando?”

Os juro por lo más sagrado que no se había fumado un porro ni había bebido alcohol, pero le entró una paranoia del copón. Estuvo una hora (o más, porque perdí la noción del tiempo como en la película) reflexionando sobre la vida, sobre los sueños, sobre el inconsciente. Yo no sabía si tenía en la cama a mi idolatrado ligue o al puto Freud.

Total, que yo le he puesto la cruz al señor Nolan porque por su culpa me quedé sin orgasmo y tuve que ponerme a filosofar a las tantas de la mañana cuando yo solo quería follar.

No te lo perdonaré jamás, Cristopher.