La verdad es que mi chico y yo siempre fuimos de probar juegos de todo tipo en la cama, entre los cuales incluíamos juguetes variados, pero un día dejamos de hacerlo y no sé muy bien por qué.

Tengo la teoría de que probamos tanto en tan poco tiempo que nuestros juegos pasaron a ser lo cotidiano y dejaron de ser algo especial. La cosa es que entramos, de forma inevitable, en la monotonía sexual y eso, cuando sois del tipo de pareja que le encanta experimentar todas las posibilidades sexuales que se les ponen por delante, es un poco triste.

Nuestra colección de juguetes permanecía intacta día tras día, semana tras semana, mes tras mes… cogiendo polvo y estropeándose (porque los juguetes se estropean si no los usas y no los cuidas) por momentos.

En algunas ocasiones, llámalo inspiración o nostalgia, tenía la brillante idea de comprar algún juguete más para unirlo a la colección, aprovechando que era nuestro cumpleaños, navidades, nuestro aniversario o San Valentín. Si había suerte, lo usábamos un par de veces y lo reunimos con el resto de cachivaches para que se muriera de risa al no volver a ser usado. A veces tenía miedo de encontrarlos andando por la casa y hablando entre ellos al más puro estilo de Toy Story.

Entre las múltiples compras, probé un par de juguetes ideados para usar en pareja y, por desgracia, el resultado fue el mismo, al no llegar a acoplarse a nuestra anatomía o al no presentar diversas posibilidades en su uso.

¿Y qué pasó? Al final nos rendimos en nuestra búsqueda y asumimos que el uso de juguetes juntos no estaba hecho para nosotros.

Por este motivo, cuando Weloversize me ofreció la oportunidad de probar uno nuevo, después de varios años habiéndolo dejado por imposible, me dije: ¿Por qué no? ¿Qué tenemos que perder?

Así fue como llegó a nuestras manos el vibrador para parejas Teazers, y así fue como descubrimos que no es que los juguetes para parejas no nos funcionen, no, sino que debíamos dar con el indicado.

El diseño, ya de primeras, llama mucho la atención, pues tiene un tacto suave y flexible así como un color bastante divertido, que nos hace olvidar los clásicos vibradores con forma, color y textura de falo. Al mismo tiempo, no posee las típicas dimensiones o formas habituales en los juguetes para parejas.

Al no estar pensado para ser insertado en el mismo orificio a penetrar, no tiene la característica forma de “C” habitual en los juguetes para pareja, sino que su forma se asemeja a la de un “tirachinas”. Tiene dos motores diferenciados con 7 modos de vibración diferentes cada uno de ellos, por lo que las combinaciones son casi infinitas, pudiendo tener una de las partes encendida y la otra no o con modos de vibración diferentes en cada una de ellas.

Para mí, lo que lo hace tan genial es que, si quiero mantener parada la parte fálica, puedo hacerlo sin problemas, dado que las vibraciones en el interior de la vagina no suelen ser de mi agrado, pero me pasa todo lo contrario en el clítoris.

La verdad es que he de reconocer que este vibrador para parejas nos ha sorprendido para bien tanto a mi chico como a mí y es, principalmente, por la multitud de opciones que presenta. En el interior de la propia caja hay una tarjetita con nueve posibles modos de utilizarlo, pero te digo yo que puedes idear multitud de usos más, nada más que tengas ganas de experimentar un poquito.

En nuestro caso, primero ha sido mi turno del disfrute; me he tumbado sobre la cama, cual estrella de mar, y al grito de «Haz conmigo lo que quieras» ha iniciado el juego. Hemos comenzado con jueguecitos previos para caldear el ambiente y, cuando hemos estado bien a tono, hemos empezado a explorar nuestros cuerpos con nuestro nuevo amiguito.

No soy capaz de expresar con palabras lo que mi chico me ha hecho allí abajo, porque yo ya no sabía dónde tenía los dedos, dónde estaba su lengua y dónde estaba usando el cacharrito; sólo sé que yo misma estaba vibrando desde la cabeza hasta los pies y que me he corrido más de cinco veces (te lo juro por Snoopy). Y aunque, en un principio, eso tampoco es demasiado raro en mí, sí que puedo asegurar que es la primera vez que me corro con un falo vibratorio en mi interior.

 

Cuando mi chico me ha dejado exhausta, ha reclamado la parte que le correspondía y ahí es cuando, a pesar de estar agotada como si hubiera corrido una maratón, he sacado fuerzas para complacerle. Primero me he entretenido jugando con sus pezones: la parte superior (en forma de C), al tener dos cabezales flexibles y vibratorios, es ideal para pellizcar los pezones y llevar a la otra persona hasta el séptimo cielo.

Con esa misma parte, he trazado líneas, círculos, espirales y todo tipo de formas por su torso y vientre hasta llegar a su miembro, con el que también he estado jugando, desde su glande hasta su base, probando cada uno de sus modos de vibración.

Por si esto no fuera suficiente, mi chico se ha vuelto a atrever con la estimulación anal y me ha propuesto que le introdujera el juguete a él. La verdad es que a mí me encanta que esté dispuesto a experimentar cosas nuevas, y me he puesto muy cachonda mientras le masturbaba e introducía el juguete en su culo. La silicona médica y el tacto tan flexible, así como sus dimensiones (y un buen lubricante), han facilitado la introducción casi desde el principio.

La verdad es que, al ser un juguete tan versátil, aún nos quedan muchas más formas de probarlo, y estoy deseando repetir para, esta vez, jugar ambos a la vez en vez de por turnos (que también se puede).

Si os interesa, puedo manteneros informados las próximas veces que lo usemos, aunque más bien os recomendaría que os hagáis con uno y os atreváis a experimentar sus posibilidades. No os arrepentiréis.

¡Ah, y se me olvidaba! A pesar de ser un juguete pensado para parejas, como habréis podido intuir por todo lo que os he contado, también podéis comprarlo para usarlo con vosotros mismos.

Yo, desde luego, voy a sacarle todo el provecho posible y, cada vez que tenga la ocasión, voy a recomendarlo a mis amigos (tengan o no pareja).

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