Os leo desde hace bastante tiempo y comento cuando creo que puedo aportaros algo a vuestras dudas.

Si hay una duda o problema recurrente que veo muy a menudo es referente a la convivencia con vuestros novios, el tema reparto de tareas y economía que os trae de cabeza y sé de primera mano lo horroroso que es.

He venido a contaros qué hice yo para si os puede dar un poco de luz si estáis pasando por algo así.

Empiezo con el reparto de tareas:

Antes de irnos a vivir juntos pasábamos los findes juntos en el apartamento de veraneo de mis padres y mi chico apuntaba buenas maneras a la hora de limpiar ordenar y tal. Pero lo cierto es que una persona que no se había hecho la cama en 25 años, no iba a ser hueso fácil.

Un año entero de convivencia y teniendo las mismas movidas día tras día con la comida y las tareas, fue horrible.

En aquel momento yo trabajaba y estudiaba, él curraba todo el día a turno partido.Yo me encargaba absolutamente de todo (lavadoras, compra, suelos y muebles, comida…) Y encima 2 tipos de comida, la suya y la mía, ya que yo soy muy #realfood y él muy #loverdepalosconejos.

Pues llegaba el domingo y le tocaba a él darle un repaso a la casa y siempre tenía en la boca el “¿no me vas a ayudar?” “¿pero, qué hay que hacer?” “¿por qué no comemos hoy fritanga?” y siempre el resoplo en la boca. “Pero si lo vas a hacer igual, por qué reniegas vida?” le preguntaba, “por si cuela” me decía.

Estaba muy cansada de ser su madre, de tener que repetirle las cosas e ir detrás de él como si fuese un crío, y evidentemente se resintió la relación. Llegó un momento en el que me molestaba que me hablase o respirase.

Después de 1 año pensando seriamente en romper la relación me alumbró un amigo: “¿y por qué no volvéis a vivir separados?”, esa misma noche se lo dije.

Le fui todo lo sincera que pude, que no aguantaba más la convivencia, que estaba enfadada 7/7, que me molestaba todo de él, que había tenido dudas con romper la relación y no sabía qué hacer, que necesitaba espacio y ver cambios y saber si ese odio que le estaba teniendo era pasajero o no, y que lo mejor era que durante un tiempo volviese a casa de su madre.

Me costó mucho llegar a ese momento, muchísimo, pero fue lo mejor que pude hacer por nosotros.

Seguíamos siendo pareja, solo que cada uno en su casa.

Él venía el sábado después de currar y se iba el lunes por la mañana, igual que antes de vivir juntos. Esos 6 meses que estuvo fuera no tuvo que aportar económicamente en casa y yo dejé de hacerle la comida, o bien él se traía lo que quisiese comer cada finde (ya que tanto por culo me dio con la comida), o salíamos fuera.

Bien, pues poco a poco se volcó más con la alimentación, que sabía que para mí era tan importante, y los findes cuando no comíamos fuera, me preparaba cosas que yo sí pudiese comer.

Se levantaba los domingos temprano para poner lavadoras, hacer los baños o cualquier cosa que hiciese falta SIN PREGUNTAR QUÉ HAY QUE HACER (gracias Dios mío), y así poco a poco ir ganándose el que lo echase de menos y así, 6 meses más tarde, volvió a casa.

No nos faltaba amor, nos queríamos y queremos mucho, pero no es solo amor lo que hace falta en una convivencia, y desde luego que ir detrás de alguien todo el día es agotador.

He tenido que oír comentarios de todo tipo “qué fuerte echarlo de casa” “eso me lo haces a mí y no vuelvo en la vida” y demás absurdeces. Qué fácil se ve desde fuera y qué duro fue desde dentro, ha sido de las decisiones más difíciles que he tomado nunca ya que te arriesgas a que no quiera intentarlo, pero no fue mi caso.

Si no hubiese tomado esa decisión es más que probable que hoy, 4 años más tarde, no estuviésemos aquí, salvó nuestra relación y, desde entonces, hemos estado mejor que nunca.

También he leído mucho acerca de que el que “menos trabaja” debe echarse más tareas de hogar a la espalda, y no puedo estar más en desacuerdo.

Yo he sido la que más vaivén de horarios ha podido tener en estos años, y cuando uno de los 2 lleva más tareas para adelante y a uno le ponen más horas, al otro se le pone cuesta arriba por la falta de costumbre abarcar más (menos nunca se pone cuesta arriba).

Así que yo siempre voy a ser partidaria del 50/50. Mi chico hace los baños sí o sí todas las semanas, eso es cosa suya, y las lavadoras cosa mía.

El resto de la casa la hacemos una semana él, otra yo y la compra la hacemos juntos. La cocina también la dividimos: la semana que él está de mañana se encarga de las cenas y yo de los almuerzos. Cuando está de tarde al revés, él de los almuerzos y yo de las cenas. Convivencia happy, relación happy.

Y ahora os cuento un poco a nivel económico:

Me compré mi casa teniendo yo 23 y él 25, hace ya 4 años (llevábamos año y medio juntos). Él trabaja jornada completa y yo media jornada, hay una diferencia salarial de entre 400-500€ entre nosotros.

Bien, pues yo tenía muy claro que los gastos referidos a la casa eran y son cosa mía (IBI y seguro de hogar). No tenemos hipoteca, si la hubiese también sería cosa mía, ¿por qué? Pues porque el día de mañana si pasase algo, esta casa es mía, así que no veo correcto que acarree con ciertos gastos, igual que yo no los hubiese pagado si el piso fuese suyo.

El resto de gastos van a medias: comida, agua, luz, comunidad, internet y un crédito para amueblar que pedí al principio. Obviamente a mí me supone algo más que a él ya que gano menos dinero, pero no por ello bajo mi criterio, él debe de aportar más, ya que yo no trabajo más horas porque no quiero, podría buscar otro trabajo a jornada completa, pero a mí me compensa el tener más tiempo libre.

No voy a meterme en comentarios tales como “mi novio gana más así que debería de pagar más porque no me da la vida para salir con mis amigas o comprarme ropa-maquillaje”, a mí ese razonamiento me parece muy egoísta y lo he leído mucho por el foro, pero es mi criterio y no es el único, cada cual con su economía que haga lo que quiera o pueda.

Espero haberos alumbrado un poco si os encontráis en este punto de la relación, ¡un abrazo chicas!

Mía, @yotambiensoysop