Hoy vengo a contaros algunas cosas que nos han ido pasando con el proceso de preparación a la inseminación artificial. Sobre todo, situaciones relacionadas con la medicación que tenía que tomarme, ponerme, pincharme, etc. 

Cuando empezamos todo este proceso empezaron a darme medicación. Hasta ahora la mayoría eran pastillas, en mayor o menor cantidad, y un sobre para tomar con agua, llegué a tomarme unas 7 pastillas diarias más o menos. 

Bueno, pues decidimos ponernos a ello, nos decantamos por la inseminación artificial, y con esta decisión llegaron, aparte de la medicación que ya tomaba, 3 cosas más. Unos parches hormonales para preparar el endometrio, una pastilla más, y unos pinchazos cada día para hacer madurar los óvulos y que estuvieran en su estado óptimo para poder hacerlos descender en su momento. 

Como podréis ver, todo esto es un cóctel molotov de hormonas que obviamente no pasa desapercibido en el cuerpo de nadie. Decir que durante los dos primeros días de medicación no noté nada, pero al tercer día, madre mía parecía que se me había muerto alguien, lloraba por cualquier cosa, ya fuera buena o mala, una frase o pensamiento. 

Por suerte, mi marido que está en todo se dio cuenta al vuelo de lo que pasaba e intentó hacerme reír a toda costa, así os podéis imaginar el percal, yo llorando y riendo a la vez, parecía una loca. En el momento para mí fue trágico porque lloraba por todo y me afectaba pero según pasan los días y tu cuerpo se acostumbra a la medicación las cosas no son tan exageradas, no tanto. 

Otros días me dio por reír y estaba muy feliz, cosa que después de tanto llorar no me vino mal. Pero cuando quise darme cuenta entré en el estado enfadado, me molestaba cualquier cosa, ya fuera una frase, palabra, acción, etc. Me molestaban muchas cosas y era mejor que no me dijeran nada, no me venía nada bien. Una de estas veces en la que estaba tan cruzada y mi marido no se dio cuenta empezó a discutir conmigo, por una chorrada mía todo hay que decirlo, y cuando vio lo que pasaba se quedó callado de golpe, y me lo quedé mirando, preguntándole si no me iba a replicar, y su contestación: “No puedo, hormonas!” me mato, mira como pude reírme. 

Durante todo este proceso, también vivimos otro tipo de situaciones, algunas más tensas que otras, como esperar que todo evolucionara favorablemente, o que mi cuerpo respondiera a la medicación de manera adecuada. La verdad ha habido días de todo, días muy buenos, otros no tanto, pero también es verdad que hacer todo este proceso tu sola, sin una pareja con quien compartirla hubiese sido el doble de duro.

Tener su apoyo incondicional, saber que no estas sola en ningún momento es algo que no tiene precio. Y pensaréis, bueno eso es lo normal, pues no, durante todos estos meses yendo a la clínica hemos visto de todo, mujeres solas, con sus parejas , amigos, familiares, etc, pero también parejas cada una por su lado, sin prestarse atención, etc esta fue una de la situaciones que más me chocó, ya que al ser un proceso un tanto arduo y complicado, necesitas estar al 100% y si no lo estás, es muy difícil avanzar.

Pero bueno cada persona es un mundo así que quién sabe podrían ser solo apariencias, pero es algo que me dio que pensar. 

Vecky