Ocurre que a veces en la vida, los astros se alinean, las personas tienen claro lo que quieren y lo expresan.

Ocurre también que los astros no se alinean, tú lo tienes claro pero desconoces lo que opina la otra parte contratante y no se expresa nadie.

Y así no hay quién pueda. Porque en estos tiempos de moderneo y postureo, de querer mucho pero tener miedo a decirlo, de valientes escondidos, de relaciones que van y vienen, ¿cómo saber si quiere algo serio? ¿Cómo saber si lo vuestro, que comenzó como una diversión, o no, se ha ido transformando en algo más serio, más formal, con más planes de futuro? ¿Cómo saber si el desbordamiento interno de sentimientos es cosa de dos y no solo tuya?

Hay señales que nos lo ponen claro, como ese primer te quiero que se le ha escapado, porque si alguien te dice te quiero la lógica dice que quiere algo serio, aquí y en Roma pero ¿y sí la otra persona no nos lo pone tan fácil? Tocará aprender a leer entre líneas, aunque estén torcidas. ¿Leemos?

Si vuestras citas son cada vez más frecuentes y con planes más variados, puede ser que la cosa comience a ir en serio.

Si sus amigos conocen tu nombre y hasta alguna de tus aficiones porque, aunque lo intente, no puede evitar hablarles de ti a todas horas, seguro que quiere algo serio.

Si te coge de la mano por la calle, quiere algo serio. Y si lo hace por las calles de tu/su barrio sin preocuparse de que algún conocido os pueda ver, ya ni te cuento.

Si te propone ir al cine a ver la película de moda y veis la película, quiere algo más que un magreo pasajero. Seguro.

Si ir a su casa, o que él venga a la tuya, y quedarse a dormir se ha instaurado ya en tradición, la cosa va en serio.

¿Tienes un cepillo de dientes en su casa y has empezado a colonizar un cajón con alguna cosa básica «porsiacaso»? Lo vuestro va en serio. Y mucho.

 

Si va a buscarte a una comida familiar y entra a saludar hasta a tu primo lejano, igual va en serio, que lo de conocer a la familia es un paso.

Si, además de las citas improvisadas en el día, cada vez son más las veces que os despedís sabiendo cuándo y dónde os volveréis a ver, hazme caso, la cosa va cogiendo buen rumbo.

Si vuestras fotos ya no son sólo stories que desaparecen en 24 horas y han pegado el salto a su galería, la cosa, en tiempos modernos, va en serio.

Si te sacas fotos para renovar el DNI y te dice que sales bien, ¡pídele la mano en ese mismo momento! ¡Te dirá que sí! Alguien que te ve bien en una foto de carnet, te quiere. Mucho. Muchísimo.

Te pone la mano en la pierna mientras conduce, o conduces porque en la radio ha sonado vuestra canción. ¿Vuestra canción? Perdona bonita, pero esto va en serio, aunque la canción sea La raja de tu falda de Estopa.

Si te ha pedido salir, y le has dicho que si, vais en serio. Y gracias por mantener vivo ese arte de pedir salir que no debería perderse.

Si llega el verano y te invita a su pueblo el fin de semana de la fiesta mayor, quiere ir en serio. Créeme, nadie se lleva a su casa de veraneo el fin de semana que más ocupación tiene, a su rollo del momento.

Si el sexo no es siempre el plan principal, quiere algo serio.

Si el domingo se apunta a tomar un vermouth con tus padres de manera voluntaria, no quiere algo pasajero. Seguro.

Si, sin daros cuenta, compartís rutinas, os vais a buscar al trabajo y hasta hacéis la compra juntos,  va en serio.

Si le propones un planazo que coincide con el partido de su equipo de alma y no le importa (mucho) perderse un partido, va MUY en serio.

Si os escucháis, intercambiáis opiniones, os respetáis y termináis riéndoos y dándoos algún que otro mimo incluso cuando el tema de conversación es la política, va en serio.

Si, en mitad de un café, te has sorprendido porqué estáis hablando de planes de futuro, de sí en vuestros planes entra casaros o tener hijos, de las prioridades de la vida de cada uno y no puedes evitar sonreír en mitad de la conversación, es porque dentro de ti tienes esa alegría tonta tan bonita.  Y la cosa va en serio.

 

Si has visto todas las señales, o no has visto ninguna pero algo dentro de ti te dice que si, ¡tírate a la piscina! Tú tírate y luego ya veremos si tiene agua o no, pero al menos lo hemos intentado. ¿Qué puede pasar? Que esté llena de agua y la hagas rebosar y os peguéis juntos una vida llena de largos y de saltos en bomba cuando no mira el socorrista. O que esté vacía y protagonices una de las caídas del año pero, hazme caso, te levantarás y te terminarás riendo, igual al momento o un poco después, pero te reirás. Y eso que te llevas.

 

PD: Sí quieres saber si le importas, pásate por aquí.