Si les preguntamos a un grupo de mujeres como describirían un orgasmo, sus respuestas pueden ser de lo más variopintas: “energía que se libera” “sensación de explosión” “perdida de control” “un calor arrebatador”; es decir, intensidad, energía acumulada que se libera en un momento dado. Si te preguntas si lo has sentido alguna vez, déjame decirte que, salvo excepciones, lo lógico es pensar que no.

Antes de buscar soluciones, hablemos un poco de historia. Masters y Johnson en los 60 y Helen S. Kaplan más tarde, nos explicaron qué ocurre en el cuerpo de los seres humanos ante la estimulación erótica, legándonos la teoría sobre la Respuesta Sexual Humana. Aunque es verdad que cada persona es un mundo y ni todos sentimos de la misma forma ni nos estimula lo mismo, nos dieron unas líneas generales de los cambios fisiológicos que se dan en una relación sexual, ya sea a solas o en compañía. 

La respuesta sexual humana constaría de un viaje de cinco fases.

Comenzamos con el DESEO, que es lo más complicado de cuantificar y demostrar. Los seres humanos no tenemos celo como los animales si no que factores biológicos y la posibilidad de tener un encuentro sexual hacen que el deseo fluya. Tras este, con una estimulación adecuada a través de todos los sentidos, nuestro cuerpo reacciona de forma involuntaria en la fase de EXCITACIÓN; nos sube el pulso, la respiración se va a acelerando y la sangre fluye a chorro hacia los genitales, haciendo que el clítoris y los pechos aumenten de tamaño, la vagina se expanda y se lubrique.

Si la estimulación continua y va aumentando de intensidad, también lo harán todos esos factores de los que hablamos llegando a la fase de MESETA. En las mujeres en este momento se activa la plataforma orgásmica que suena a viaje espacial y no se queda lejos de esto, pues es ese momento en el que la vagina se prepara contrayéndose y presionando para que en el momento en el que la tensión sexual es máxima, se produzca el despegue hacia la cuarta fase: EL ORGASMO.

 

A nivel fisiológico hablaríamos de liberación de energía, unos segundos que comienzan con un espasmo inicial seguido de contracciones rítmicas, especialmente en la pelvis y un calor que te recorre entera.

Uff, menudo viajecito ¿no? Ahora nos relajamos, que llega la calma porque entramos en la RESOLUCIÓN; baja la tensión, el pulso y la frecuencia respiratoria. El clítoris, la vagina y los pechos vuelven a su estado original. Relajación máxima… o no; aunque los hombres entran en el llamado periodo refractario quedando inhabilitados durante un tiempo para volver a responder, hay mujeres que, continuando con la estimulación, tienen un bono extra para repetir el viaje. 

Vale, que sí, que me deje de multiorgasmos cuando no has sentido uno. Pues vamos con unos tips que pueden ayudarte, ¿cómo llegar al ansiado orgasmo?

  • Clítoris, el protagonista: ten en cuenta que la mayoría de las mujeres necesitan mucha estimulación, y generalmente de forma directa en el clítoris para poder alcanzar el orgasmo. Lo del orgasmo vaginal es del siglo pasado y de películas que no nos tienen en cuenta. 
  • Practicar: Si nunca has sentido un orgasmo, puede ser más fácil si empiezas practicando a solas. Tenemos una zona erógena enorme que se llama piel. Explórala, conócete y descubre cual es la forma en la que te excitas, cuales son esos puntos clave. Estudia tu vulva con tus manos, prueba con un juguete si quieres. Con calma y sin objetivos, solo disfrutar del placer. 
  • Deléitate con el recorrido: el sexo debería ser como un viaje en autocaravana; estate presente, disfruta del color del paisaje y de la experiencia en cada parada; no es un viaje a Nueva York en el que recorres miles de kilómetros en un avión sin enterarte. Lo importante no es llegar, lo importante es el camino. 

Si crees que nunca has sentido un orgasmo quizá esta pequeña guía que habla de presencia, calma y búsqueda de placer sin objetivos, es posible que te ayude a llegar a ese punto en el que solo queda explotar de placer. Existe una excepción: hay mujeres que tienen en algún momento de su vida algo llamado “el orgasmo perdido”, tienen la reacción fisiológica de un orgasmo, pero no sienten esa energía, esa intensidad y esa explosión de placer. Si tu caso es este o aun probando los consejos de este articulo ves que no llegas a Nueva York en autocaravana, recuerda que hay profesionales que te pueden ayudar. La sexología se creó para eso y seguro que hay alguien cerca de ti dispuesto a enseñarte a disfrutar de las mieles de un orgasmo.

Aldara San Pedro