Conoces a un chico y todo va maravillosamente. Te gusta, le gustas, pero, de repente, un día, deja de responder a tus mensajes. ¿Cuántas de nosotras hemos vivido esto? 

Al principio, tratas de restarle importancia. Te dices que estará ocupado y que ya te contestará, sin embargo, los días pasan y tu último mensaje se queda solo, flotando en la red. 

Por desgracia, esta situación se ha ido haciendo más frecuente con el paso de los años. En una época donde gran parte de las relaciones transcurren de manera digital, desaparecer es tan fácil como clicar un botón. No obstante, el daño emocional que deja a su paso no es tan sencillo de gestionar.

Por eso, he decidido hacer una recopilación de tips que os pueden ayudar a afrontar este problema de la mejor forma posible:

1-No entrar en pánico

Es una sensación completamente inservible y que solo te vuelve impulsiva y empeora las cosas. Si no has vivido la situación anteriormente, es fácil que caigas en el bucle de enviar mensajitos indignados, pidiendo explicaciones o tratando de llamar su atención. Sin embargo, aunque lo primero que te nazca sea decirle cuatro cosas al susodicho, lo mejor es respirar hondo y dejarlo pasar.

 

2-No comerse la cabeza

Como él no te explica nada y tú no entiendes qué está pasando, es probable que intentes buscar el motivo de su silencio por tu cuenta, a ver si sacas algo en claro y puedes resolver el problema. Esta es la parte más delicada porque te replanteas todo. Repasas cada movimiento que has tenido con él en busca de un error y, sin darte cuenta, estropeas tus recuerdos. Por otro lado, sientes que cualquier cosa que hayas hecho puede haber sido la desencadenante y eso te lleva al siguiente paso: la culpabilidad.

Una vez encuentras algo que no cuadra en tu comportamiento durante la relación, empiezas a lacerarte. Te convences de que tú has sido la causante. Sin embargo, nada justifica esa falta de respeto hacia tu persona, hayas hecho lo que hayas hecho. Tú vales mucho más y, si no ha sido capaz de aceptarte tal y como eres, es que no merece la pena, ¿no crees?

 

3-No insistir 

Parece que, cuanto más le escribas, más probabilidades hay de que él te conteste. Sin embargo, la mayoría de veces, esto no es así. Arrastrarse no es una opción factible. Solo demuestras dependencia y casi acaba siendo un refuerzo positivo para la persona en cuestión porque ve que, cuanto más pasa de ti, más le vas detrás y, como tal, su ego se ve aumentado.

Además, insistir solo hace más difícil que puedas pasar página porque cada nuevo mensaje esperanzado significa otro día entero pendiente de una respuesta que nunca llega, hasta que te desesperas y vuelves a preguntarte qué has hecho mal. Si esto se prolonga, puede convertirse en una obsesión y, sin saber muy bien cómo, acabas dándole más pábulo del necesario que a ese chico que seguro que, de primeras, no te parecía para tanto.

 

En definitiva, no te dejes llevar por la incertidumbre. No es tu culpa que él haya decidido actuar de esa manera. Si te quiere volver a escribir, ya lo hará, y, si no, al menos tú te quedas con que has sabido llevar la situación sin desquiciarte y suplicar por un mensaje de vuelta.

 

Silvia Aznar