COSAS QUE NO DECIRLE A UNA MADRE DE MELLIZOS O GEMELOS

 

Hay gente que se siente en la obligación de pararte por la calle con la excusa de admirar a tu retoño recién nacido. Esto es así. Mirarle, hablarle, ¡Incluso tocarle si no estas al tanto para impedirlo!

¿Habéis oído hablar del espacio personal? Pues parece que ellos no.

Cuando ya te ven por la calle con dos o más recién nacidos, algo les debe hacer cortocircuito, porque en el 90% de los casos tienden a salir con alguna frase tan ingeniosa y original como comprarse un Porsche rojo. 

Tan, tan original que seguro que no las hemos oído 248 veces antes.

  • ¿Son gemelos?

No, verá usted, en realidad son trillizos, pero hemos dejado al más feo en casa.

Aquí mi marido es más animal, y si le pillan con el día torcido responde no, en realidad eran tres, pero uno murió en el parto. Será un bruto, pero se asegura que no le pregunten nada más.

  • ¿Son gemelos o mellizos? 

A ver señora, contando con que este va vestido de azul, y esta de rosa con un lazo gigante en la cabeza, ¿usted que cree? (Si, soy así de hortera y me encanta vestirles de azul y rosa con conjuntos a juego).

A esto, me suelen contestar “Pues yo los veo iguales”.

Como nota curiosa, mis retoños no parecen ni familia de lo diferentes que son.

 

  • ¿Tienes antecedentes en la familia de gemelos?

Esta suele venir de la mano con esta otra:

  • ¿Ha sido embarazo natural o los has tenido por fecundación in vitro?

Si vamos a intimar tanto, al menos invíteme a una copa primero, ¿no? 

Digo yo, ¿en qué cabeza cabe que esta es una pregunta aceptable para una persona completamente desconocida?

Alguna vez alguien está inspirado y simplemente pregunta:

  • ¿Son naturales? 

A lo que siempre puedes responderles “No señora, en realidad son muñecos reborn, ¿a que están bien logrados?”.

 

  • Mis hijos solo se llevan X años, ¡es lo mismo que tener mellizos!

No, lo siento. Por ahí no paso. No lo es. Que será más duro, (o más fácil, no lo sé, no tengo más hijos y no puedo comparar), pero lo mismo lo mismo no es.

 

  • Yo no podría hacerlo.

Pues que suerte que los tenga yo, ¿verdad? 

Esta me repatea sobremanera, ya que suele decirse en un tono condescendiente, como si nos pasaramos las noches llorando por lo desdichada que es nuestra vida.

  • La vecina de la hija de la hermana de mi amiga también tiene mellizos.

Enhorabuena, tenga un pin.

 

  • ¡Son chico y chica! ¡Bien hecho!

Esta me hace especial gracia. ¿Bien hecho por qué, exactamente? ¿Acaso he hecho yo algo especial para que salgan así? ¿O si hubiese tenido dos chicos o dos chicas sería madre de segunda o algo?

 

  • ¿Qué has hecho para que salgan dos? Es que yo quiero tener gemelos.

Esta es mi favorita siempre. La primera vez que me lo preguntaron me quede en shock, sin saber que contestar. Pero con el tiempo ya aprendí a verle su gracia a la pregunta. Mi respuesta favorita suele ser: “Pues mira, tienes que echar un clavo a las 04:21 de la mañana, haciendo el pino puente mientras te bebes un brebaje secreto a base de raíz de mandrágora y leche de cabra alimentada exclusivamente con alcachofas”.

 

Al menos, como los míos son mellizos chico y chica, me libro de la pregunta obligatoria a todos los padres de gemelos:

  • ¿Cómo sabes cuál es cuál?

 

Andrea.