EDUCACIÓN SEXUAL Y EL MITO DE LA VIRGINIDAD 

¿Recordáis el día que perdisteis la virginidad? ¿Estabais nerviosas? ¿Alguien os había hablado sobre la  virginidad? Seguramente no es la primera vez que pensáis sobre este tema, y no es la primera ni la última vez  que os tenéis que enfrentar a alguien a explicárselo. A continuación, hablamos sobre el mito de la virginidad  y sobre la importancia de la educación sexual para combatirlo. 

En primer lugar, ¿qué significa la virginidad? Pues realmente, la virginidad es un constructo cultural, no  biológico. Está relacionado con el modelo de sexualidad moralista y las prácticas coitales heterosexuales  basadas en el género. Así pues, es un concepto retrogrado y cargado de prejuicios, ya que al pensar en  primera vez pensamos en coitocentrismo y en premilinares, pero preliminares ¿a qué? ¿Es que el sexo es sólo  penetración? Al final, la idea sobre la virginidad de las mujeres está directamente relacionada con la idea de  “puras e intactas hasta el matrimonio”, es decir, el control de la sexualidad y el disfruta de la mujer. 

Deberíamos hablar de primeros encuentros o prácticas, en vez de virginidad. Hemos de empezar a dejar de  lado el término, deconstruyéndonos. 

Entre algunos mitos que existen sobre la primera vez, podríamos destacar la idealización de la perfección del  primer encuentro sexual o que será un desastre (puede ser mediocre y no pasa nada); la primera vez no  puede haber un embarazo (la primera vez puede ser que quede embarazada si hay una relación heterosexual);  la primera vez no hace falta usar preservativo (falso, siempre hay que usarlo no sólo para evitar embarazos,  si no para evitar infecciones de transmisión sexual); el cuerpo de la mujer cambia cuando se tiene sexo por  primera vez (nadie notará que has tenido sexo si no lo dices); tienes que tener un orgasmo cuando se tiene  sexo por primera vez (puedes o no puedes tenerlo, dependiendo de decenas de factores y, además, no es el  único objetivo del sexo); la persona te marcará para toda la vida (no tiene por qué, puede ser alguien especial  o no, eso lo decides tú). 

Por todo esto, es esencial la educación sexual, para comprender los cambios que genera nuestro propio  cuerpo y la manera que tenemos de relacionarnos. Para adquirir herramientas para la toma de decisiones,  pudiendo evitar situaciones de riesgo, pero también aportando para disfrutarla siendo personas más seguras  e informadas sexualmente. Educar en el pensamiento crítico es necesario. Responder a las dudas con  información rigurosa, objetiva y completa a para que puedan desarrollar una actitud positiva y responsable. 

Recordad: 

Cosas que se pueden perder: las llaves, el móvil, un libro, las gafas. 

Cosas que no se pueden perder: la virginidad porque no existe. 

 

GRIS