El otro día leí un tweet que decía:

“En una escala de 0 a Bran Stark (Juego de Tronos):

¿Cómo de embobado te quedas mirando a la pared mientras desayunas?”

 

Yo en esa escala soy un 10. Pero en esa escala y en todas las de “empanamientos en general”.  Y tú, que nivel de embobado tienes?

1.- HACER PIS DE NOCHE Y MEAR CON LA TAPA BAJADA.

Este suceso puede ocurrir tanto en plena madrugada, cuando te levantas y no sabes ni como te llamas como cuando suena ese despertador infernal a las 7. Vas tan sumamente zombie que te sientas en la taza del wc y… ¡hostie! FRIO POLAR EN EL PARRÚS. Si amiga, estás sentada en el wc con la tapa bajada. (Y da gracias si el chorrito aún no ha salido)

Peeeero también tenemos la opción de: sentarte en el wc con la tapa totalmente subida y darte un microinfartito porque crees que tu bullate se cuela por un agujero infinito.

2.- GUARDAR COSAS EN SITIOS RAROS.

Estás tan en tu mundo, haciendo tantas cosas a la vez que eres capaz de guardar el tupper de croquetas en el mueble donde guardas las sartenes. Y darte cuenta días después. O encontrarte unos calcetines en el congelador (verídico). ¿Por qué? Porque mientras recogías la ropa del tendal te acordaste de que tenías que sacar un filete del congelador y tú misma te hiciste el tocomocho. Y si tienes niños la cosa mejora. He visto a Frozen en sitios que jamás creerías.

Bueno y mención aparte para los miopes con “la búsqueda de las gafas”. Las cuales el 90% de las veces que las buscas, las tienes en la cabeza/colgadas en el cuello. Pero tú, que tienes ahí tu síndrome de la “gafa-fantasma” te recorres medio piso a tientas, toqueteando todo y poniéndote a 5cm de la mesa para ver si están allí.

3.- INTENTAR ARRANCAR EL COCHE APAGADO.

La culpa no es solo mía y de mi empanada. La culpa es de los coches modernos que no hacen ruido. Son ninjas joder. Y una se mete dentro y empieza a maniobrar y el coche no se mueve. Compruebas los chivatos del panel y todo ok. Tiene gasolina? Si. Te bajas, miras. Y dices… voy a apagarlo y lo vuelvo a encender a ver si es de la batería… EHHHH QUE NO LE HABIAMOS DADO AL CONTACTO. Bravo.

A esta “arrancada fantasma” podemos añadir: dejar algo encima del techo del coche y arrancar con eso encima. Si “eso” era un móvil: decirle adiós.

4.- TIRARTE TODO EL DÍA CON LA ETIQUETA DE ALGO COLGANDO

Aquí la culpa es de la gente. Que es mala e insolidaria. Vamos a ver, ¿vosotros creéis que yo quiero llevar colgando del pantalón una etiqueta donde se vea la talla y el precio? Y ¿por qué no decís nada, panda de marranos? 12 horas fuera de casa y al volver, ver colgando de la chaqueta (DE UNA MANGA, OJO) la etiqueta. Y las de los zapatos? Lo raro es que las quite.

5.- OMITIR DATOS IMPORTANTES

Aquí entran desde nombres, a parentescos, relaciones…

Ya has podido hablar durante 6 horas con Marisa, que trabaja como enfermera y que conoce a tu cuñada… que la próxima vez que la veas (a los 3 días) no vas a recordar su nombre ni de qué la conoces. Así que te vas a limitar a decir cosas como: bonita, chica, nena… así, en genérico y a ver si alguien dice el nombre y estás atenta.

Luego ya tenemos situaciones en las que la capacidad de improvisar es jodida. Como cuando te viene alguien y te dice cosas muy concretas sobre ti o te pregunta por alguien de los tuyos… en ese momento en tu cabeza hay 100.000 engranajes moviéndose  y que, cuando creas tener el nombre y a la persona ubicada…

  • Hola Alba! Qué tal está tu hermana que hace mucho que no la veo por clase de pilates.
  • Ey hola… (maquinaria a tope) CLARA. Pues mi hermana genial.
  • … mmm…soy Marta.
  • Ay si si, perdona es que soy malísima para los nombres (volvemos a situación de “ni idea de quién eres tía”)

Y es que así somos los empanaos… o nos quieres o nos dejas por imposibles.