Mi amiga Rosa conoció a un chico hace unos años del que parecía estarse enamorando. Ella tenía 23 y estaba estudiando un máster mientras vivía con sus padres. El chico, Fran, tenía un año más y vivía con su padre, que era viudo. Trabajaba en la cafetería del gimnasio al que iba Rosa y allí se conocieron.
Empezaron a hablar un día que a Rosa se le hizo tarde entrenado y decidió parar a comerse un bocadillo allí para no tener que pasar por casa antes de ir a clase. Ese día la cafetería estaba vacía, por lo que se pusieron a charlar sin más intención que llenar el silencio y, por casualidad, se cayeron muy bien.
Resultó que tenían muchas cosas en común. Les gustaba la misma música, practicaban los mismos deportes y eran ambos unos apasionados de la novela negra.
Desde ese día, Rosa pasaba siempre a saludarle cuando salía de entrenar. A veces se quedaba un rato haciéndole compañía y otras veces, cuando el equipo de waterpolo se quedaba a comer, simplemente le saludaba desde la barra.
Un día Rosa tardó un poco más en terminar su entrenamiento y, cuando pasó a saludar a Fran, este ya había terminado su turno. Y así se vieron por primera vez fuera del gimnasio.
Pasearon durante horas contándose sus vidas con todo lujo de detalles y, tras confesar no estar pasando un bueno momento por el inminente divorcio de sus padres, Rosa se abrió a un primer beso.
Ella ayudó a su padre a hacer las maletas, pero decidió quedarse en aquel piso con su madre. Lloró tanto que creyó que no dejaría de hacerlo jamás.
Cuando Fran y ella llevaban un tiempo saliendo y ambos conocían a sus respectivas familias, decidieron hacer una comida con la madre de Rosa y él padre de Fran y contarles su intención de vivir juntos pronto. La madre de Rosa llevaba un tiempo más alegre, el divorcio había sido un proceso largo y duro y ahora parecía estar floreciendo de nuevo. Pasaba mucho tiempo con su teléfono y sonreía a cada notificación, por lo que algo más había que la estaba ilusionando…
¡Lo que no podían sospechar era que, aquel hombre que estaba ilusionando a la madre de Rosa era el padre de Fran!
En aquella comida podría cortarse la tensión con tijeras. Cuando ambos se vieron y se abrazaron con tanto cariño, sus hijos se quedaron totalmente impactados y no supieron cómo reaccionar.
Al parecer los había presentado una amiga común hacía tiempo y, tras él divorcio, se habían reencontrado.
Ambos parecían ilusionados y ellos no querían interferir en la felicidad de sus padres, aunque Rosa sabía que para su padre sería un duro golpe y que el hecho de que fuera su futuro consuegro quien saliese con su exmujer solamente lo haría todo más enrevesado y doloroso.
Se hicieron cada vez más íntimos, pero finalmente no tuvieron nada, pues al parecer eran un gran apoyo mutuo, pero no existía atracción más allá.
Durante un tiempo, Rosa y Fran bromeaban sobre ser medio hermanos y poder protagonizar una nueva versión de Los Serrano.
Escrito por Luna Purple, basado en una historia real.
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