Las demostraciones de amor en público son algo opcional y que dependen total y exclusivamente de la personalidad y el carácter de cada uno. Hay personas que son capaces de magrearse en el banco de un parque ante una multitud mientras que otros prefieren no darse ni un suave piquito delante de familia y colegas. Los hay que celebran un cumpleaños cantando rancheras en la ventana de su amada bajo la atenta mirada de los vecinos, y otros que prefieren esperar a estar en casa solos para dar a su pareja ese regalo íntimo y especial.
Hasta aquí yo creo que no hay mucho debate posible, cada uno es como es, y a quien no le guste que no mire. Peeeeeeeeeeeero amigos, de todo hay límites, y llevo nos cuantos meses presenciando casos extremos de seres que necesitan más la exposición pública de su pareja que el aire que respiran.
Estados melosos de Facebook proclamando amor a los cuatro vientos. Fotos de Instagram con besos, peluches, bombones, y más besos. Tuits sin @ pero con claro destinatario (‘a ti, mi vida, que das sentido a mi vida, vida’). Fotos de perfil de whatsapp bien apretaditas para que quepan los dos miembros de la pareja en ese circulito tan pequeño.
Mensajes que se pierden en la inmensidad del ‘intenné’ y que creo mucho más sinceros dichos a los ojos, a la vieja usanza, sin la necesidad del aplauso del público que reafirme una sensación en la que no confiamos ni nosotros mismos.
¿Por que esa necesidad constante de que todo el mundo sepa lo mucho que tú y tu pareja os queréis? ¿Acaso vale más un ‘te quiero’ cuanta más gente pueda leerlo?
Llega un momento en el que ser excesivamente empalagoso en público deja de ser una opción y pasa a convertirse en una especie de justificación de vuestro amor. Llega un momento en el que has perdido el Norte.
Siempre se dice en WeLoversize que alguien que está bien con su vida y no tiene problemas de autoestima, jamás dedicará su tiempo libre a meterse con los demás porque no lo necesita. Pues bien, no puedo evitar pensar que las parejas que realmente tienen una relación sincera y feliz, no tienen la necesidad de demostrárselo a nadie. Que detrás de todos esos TE QUIERO DIARIOS ante gente a la que le importan un pedo tus declaraciones de amor, se oculta en muchos casos (he dicho muchos, no todos) una relación en la que alguien se está conformando, no está seguro o directamente está por estar.
Sino, explícame lo siguiente… ¿por qué en vez de ponerlo en tu muro de Facebook cada mañana no se lo dices internamente por whatsapp? ¿Da más gustito que la gente vea cómo os queréis que quereros a secas? No es que os mandéis regalos y os digáis moñadas, es el valor que le añade el que tengan que verlo los demás.
No me va a gustar más tu novio por mucho que me digas una y otra vez las rosas que te regala, las cremas que te compra cuando él no puede llegar a fin de mes o los poemas que te escribe. Tampoco me vas a convencer contándome diariamente sus habilidades sexuales, sus hazañas profesionales y otras tantas intimidades que solo tú deberías saber. A la que tiene que gustarle su novio es a ti, y si tienes la necesidad constante de convencer al resto de que lo vuestro es verdadero, es que quizás no lo sea tanto. Es que quizás tu novio no te gusta ni a ti.
Autor: Dalma