Amo bastante a Billie Eilish por muchas cosas. Primero porque su música me parece muy guay, aunque no sea exactamente mi rollo. Segundo porque ella mola muchísimo, sus estilismos son lo más y encima tiene discurso. Tercero y no por ello menos importante, porque me parece un referente estupendo para la chavalada. Si todavía queda alguien que no la conozca después de haber salido hasta en las noticias por haberlo petado en sus conciertos de Madrid y Barcelona, está tardando en abrir el Spotify o el YouTube.

Es poco habitual encontrar cantantes femeninas que salten a la fama sin mostrar su cuerpo (que, ojo, no seré yo la que diga que esto es malo porque los cuerpos están para enseñarlos si se quiere) y me da por pensar que para triunfar como artista una mujer tiene que pasar por el peaje de agradar hasta con sus outfits sobre el escenario y mostrar su silueta. Pues bien, Billie Eilish pasa absolutamente de esto y una de sus señas de identidad es usar ropa ancha que claramente rompe con los estereotipos de género. Y esto no lo digo yo, ella misma ha declarado en alguna ocasión que lo hace para evitar comentarios sobre su cuerpo:

«Es por eso que llevo prendas holgadas. Nadie puede tener una opinión porque no han visto lo que hay debajo. Nadie puede decir «está muy delgada», «no lo está» o «tiene el culo gordo». Nadie puede decir nada porque no lo saben».

Personalmente esta decisión me genera sentimientos encontrados. Por una parte la apoyo al 100% porque está reinventando a su manera la moda de las pop star (¡todo por un sueño!) y porque yo, salvando las distancias, también me he visto un poco en esas, llegando a no ponerme escotes solo por no aguantar miradas de babosos por la calle. Por la otra me jode un montón que se vea «obligada» a hacer estas cosas y que se auto censure solo para que la dejen tranquila (que ni siquiera así lo consigue porque la gente la crítica hasta por vestirse como le salga de las narices).

Pero claro, la realidad siempre supera a la ficción, a mis sentimientos encontrados y a todo. Resulta que en junio se viralizó una fotografía suya en la que salía en camiseta de tirantes porque claro, de pronto la gente descubrió el tamaño de su pecho… ¡como si eso fuera algo realmente importante! Un dato: Billie aún es menor de edad. Sí, amigas, la gente se dedica a hacer comentarios jocosos sobre el pecho de una chica de 17 años sin ser conscientes de que, además de ser asqueroso por sexualizarla, le están añadiendo una presión absolutamente innecesaria a una adolescente (con todos los problemas que pueden tener los adolescentes asociados a su imagen corporal). Lo único positivo es que mucha gente reaccionó inmediatamente, empatizando absolutamente con la cantante y contando sus propias experiencias ocultando sus corporalidades (aún hay esperanza).

El cuerpo de una artista jamás debería ser objeto de debate ni de nada parecido. El cuerpo de una artista, sea el que sea, es el que le permite dar conciertos y deleitarnos con el espectáculo que quiera ofrecernos. El cuerpo de una artista es suyo y de nadie más. Y todo esto es extensible a cualquier persona, pero el tema de la exposición mediática lo empeora todo mucho más. Es terrible ver que el cuerpo de las mujeres siga siendo sometido al escarnio público porque como sociedad somos incapaces de ver más allá de nuestro propio morbo, pero vamos a seguir luchando para que llegue el día en que las tetas, los culos, las piernas , lo que sea, dejen de ser noticia.

¡Basta ya de body shaming