Si hay una noticia que ha sacudido el panorama de las celebridades y las redes sociales esta semana ha sido la confirmación por parte de Cepeda de su ruptura con Aitana. El cantante publicaba hace unos días en su cuenta de Twitter que ambos habían decidido finalizar su relación a la vez que esperaba y pedía comprensión y que no se mezclasen sus vidas profesionales y privadas. Hasta ahí todo correcto, pero como siempre muchas personas aprovecharon esta situación para demostrar odio y dejar comentarios bastante inexplicables en los perfiles de ambos, llegando al punto de que la propia Aitana intervino pidiendo respeto y el fin de los ataques.

Personalmente de esta pareja yo poco sabía, más allá de que salieron los dos de Operación Triunfo, donde conectaron bastante y que ella dejó a su novio y empezó a salir con Cepeda a principios de verano. Quizás por eso mismo los motivos de la ruptura entre ambos me dan bastante igual aunque soy capaz de comprender que ninguno de los dos habrá pasado sus mejores semanas. Puede parecer extraño pero esto es algo que no todo el mundo parece ser capaz de comprender, de ahí que mi preocupación respecto a este tema se centre en el hecho de que muchas personas han aprovechado un momento como este para reírse de ellos y atacarles de forma cruel e indiscriminada.

Puedo comprender que para los fans de Aiteda esto sea un gran shock pero en su mayoría se han mostrado comprensivos y respetuosos con la decisión de la pareja (no faltaba más, dado que es su vida) mientras que los haters, pululantes por las redes como amebas, no han dejado escapar la oportunidad de hacer lo que mejor se les da: sembrar odio. Pero sembrarlo en unos términos que me dan mucho que pensar, sobre todo en los ataques dirigidos a Aitana.  

En serio, parémonos a pensar un poquito en lo podrida que tiene que estar la mente de las personas para verter comentarios como estos. Primero y principal porque son personas y por tanto se merecen respeto, por mucho que hayan hecho pública su relación; da lo mismo, ser persona debería implicar ser objeto de respeto. Segundo, en cuestiones de pareja solo la propia pareja sabe lo que ocurre dentro. Hay medios que apuntan a que Aitana puede estar ya con otro chicho, pero otros apuntan a que Aitana ha terminado la relación después de pillar varias veces a Cepeda tonteando con otras chicas. En resumen, no se sabe lo que ha pasado (porque no tiene la menor relevancia también os digo).

Así las cosas, si no sabemos exactamente qué ha pasado ¿por qué todos estos ataques en tan malos términos hacia Aitana? Porque ya no es reírse de la ruptura en sí (que es lo que ocurrió en las redes de Cepeda, donde la gente se cebó riéndose del comunicado) es insultar gravemente a una persona llamándola infiel, inmadura, puta y un largo etc.

Tenemos que replantearnos seriamente la era en la que estamos viviendo. Una en la que no solo nos alegramos de las desgracias ajenas (una ruptura no deja de ser algo muy duro) sino que hacemos leña del árbol caído y no tenemos problema en insultar y vejar a una persona que ni conocemos porque nos sentimos a salvo detrás de una pantalla.

 

Marta Álvarez