Soy consciente de que esto que os voy a contar parece el típico “fake”, quizás fantasía de quinceañera, pero os aseguro que lo viví y que fue muy, muy real. 

Siempre he sido muy fan de un grupo de música de Rock en español. No diré su nombre por mantener la intimidad de su cantante, persona implicada en esta historia que voy a contar. La cuestión es que el cantante está de bastante buen ver, todas sus fans así lo pensamos. Hasta aquí todo correcto y normal.

Hace unos pocos meses, este grupo vino a la ciudad donde vivo a dar un concierto, Nada más enterarme, cogí dos entradas, para una amiga y para mí. Llegó el día del concierto y estuvimos echando unas cerves antes de entrar. Al comienzo del concierto, mi amiga y yo íbamos “entonaditas” y durante el concierto aún nos entonamos más. 

Después de casi dos horas disfrutando de buen Rock, el concierto terminó y los integrantes del grupo empezaron a hacerse fotos con el público. Yo, con todo el pedo, le dije a mi amiga que quería una foto con el cantante, y allí que fuimos. Mientras esperábamos nuestro turno mi amiga me dijo: “¿Y si le pedimos el número, tía?” A lo que respondí que ni de coña, ¡qué vergüenza!. Pero la cara de mi amiga estaba diciendo todo lo contrario. 

Llegó nuestro turno y vi en la mirada del cantante, llamémoslo “Juan”, un brillo que indicaba que lo que tenía delante de él no le disgustaba nada. Aún así, y a pesar del alcohol que llevaba encima, soy una chica algo tímida y me da mucho palo lanzarme en general, así que yo seguí con mi propósito de conseguir una foto con él. Pero… ¡Ay, amigas! El propósito de mi amiga no era el mismo que el mío y, sí, le pidió su número y le dijo que íbamos a salir por la zona. 

Resulta que Juan le dijo que sí, que le daba su número y que le hiciera una perdida para tener también el suyo. Que ellos también querían dar una vuelta, aunque al día siguiente tenían que madrugar para irse a Barcelona, donde daban otro concierto. ¡TENÍAMOS EL MÓVIL DE UNO DE MIS ÍDOLOS, ASÍ, PORQUE SÍ!

Sobra decir que estaba emocionada, pero tampoco quise hacerme muchas ilusiones, quizás solo había querido salir del paso. Salimos de la sala del concierto y nos fuimos a un bar cercano que nos gusta bastante. Había pasado como una hora y nosotras estábamos a nuestro rollo, pasándolo bien, cuando de pronto sonó el móvil de mi amiga y por supuesto, era Juan. Nos pidió que le mandáramos ubicación, que venía con un par de compis. 

Al poco rato llegaron y su llegada provocó un pequeño “hype” entre la gente que conocía el grupo, menos mal que no eran los típicos poperos y no había tanta gente que los conociera… Sinceramente, nos lo pasamos fetén con ellos. Eran divertidos, les gustaba la cerveza, vamos, eran gente normal. 

Al cabo de un par de horas, mi amiga tenía que irse a casa ya que al día siguiente tenía comida familiar y debía estar fresquita. Yo no sabía que hacer, si quedarme o irme. Por un lado, me cortaba estar con ellos sola, pero por otro Juan no había parado de hacer contacto visual conmigo, de acariciarme sutilmente en cualquier ocasión, y veía en sus ojos que no quería que siguiera el rumbo de mi amiga.  Así que, hice caso a mi instinto y me quedé. 

Seguimos un rato más de fiesta y después vino la sorpresa…Juan me dijo que tenían el hotel a unos 500 metros de donde estábamos, que le encantaría que fuera con él porque desde el momento en el que fui a pedirle la foto, le había llamado mucho la atención. A pesar de mi timidez, en ese momento no dudé ni un segundo. Ese chico era mi ídolo desde tiempos inmemorables y oye, no iba a perder la ocasión.

Allí que nos fuimos. Durante el breve camino, nos besamos con muchas ganas y Juan fue muy cariñoso. Al llegar al hotel, ya podéis imaginaros lo que pasó, pero todo en la misma onda. Daba la sensación de conocernos de hacía tiempo y todo fue rodado. Dormimos juntos, y a la mañana siguiente nos despertamos temprano ya que tenían que coger rumbo a Barcelona. 

Yo estaba alucinada, como en un sueño que no sabía si era realidad o simplemente eso. Al despedirnos Juan me dijo estas palabras: “Como me alegro de que no te fueras con tu amiga” y ahí, comprobé que mi intuición no falló.

 

Marieta

 

Envíanos tus movidas a [email protected]