Eran tantas las maravillas que había leído sobre los succionadores de clítoris, y tan escasa mi vida sexual, que hace unas semanas me pasé la noche del viernes comparando diferentes modelos de juguetes en varias webs hasta decantarme porque el que finalmente me compré: el pingüino succionador.

Todos los comentarios decían que era una maravilla, que hacía poco ruido, que el orgasmo estaba asegurado… Pero hubo un comentario que me mató: ‘de la droga se sale, del pingüino no’. Ese fue el que me dio risa y además me dio el empujón final para meterlo en mi carrito.

 

A las 24 horas ya tenía a pingüinín en casa y hoy por hoy puedo decir que ha sido sin duda una de las mejores inversiones de mi vida. Me costó 31€ y me ha dado ya más de 30 orgasmos. Si eso no es amortizar un aparato en un par de semanas… Y encima es cuqui, porque no me digáis que el bicho no es más bonito que la mayor parte de las pichas que habéis visto en vuestra vida.

Y es que esa es otra… Ahora entiendo cuando decíais que desde que el succionador de clítoris entra en tu vida tus citas Tinder caen en picado. De repente te dan pereza las cervezas previas, las citas que salen mal, los olores raros, los tíos que no quieren ponerse condón, los polvos de 30 segundos y tu placer me da igual… Con pingüinín te evitas todo eso, y encima no hace falta ni que te quites el pijama.

Este tipo de juguetes son toda una revolución para la sexualidad femenina y estoy segura de que están marcando un antes y un después en la forma que tenemos las chicas de entender el placer. Por fin empezamos a priorizar como es debido y a responsabilizarnos de nuestro propio gustirrinín. ¡Qué vivan los succionadores!

 

Puedes comprarlo aquí

(enlace afiliado)

POST NO PATROCINADO

 

 

Lucía Muñoz