Hola, hola.

En mi último post os decía que los treinta son los nuevos veinte y ahora generalmente hacemos cosas que hace no tanto tiempo hacía gente con diez años menos, hoy os traigo un tema un poco más desagradable.

Dicen de los millenials que somos la generación perdida, y ahora que estoy/estamos en la treintena, la situación lejos de ser divertida y anecdótica a mí me parece preocupante. Crecimos viendo a nuestras hermanas, primas y gente cercana que cuando llegaban a la edad adulta podían independizarse, viajar y ganar un sueldo que al menos les permitía vivir cómodamente.

¿Qué tenemos ahora?

PRECARIEDAD.

Trabajamos tantas o más horas que los que nos preceden, por sueldos irrisorios que no nos permiten ni siquiera alquilarnos una casa decente. Hacer el viaje de nuestros sueños nos supone pasarnos el resto del año a pechuga de pollo de oferta, latas de atún y arroz de bote; cuando no seguimos viviendo con nuestros padres o en pisos compartidos, que sí, puede ser divertido durante un tiempo, pero a cierta edad una quiere su espacio, su casa con vistas más allá de una pared de hormigón en un callejón oscuro de una gran ciudad.

Por lo tanto, nuestras aspiraciones se limitan a llegar al día quince de cada mes sin habernos gastado todo el sueldo en pagar un gimnasio que no pisamos, en alcohol que utilizamos para olvidar, y en el peor de los casos ansiolíticos que nos ayuden a sobrellevar esta vida de estrés y sueños frustrados. Estamos adormecidas en una sociedad adicta a comprar el último modelo de i-Phone, la última serie de Netflix o el último garito con ínfulas que acaban de abrir en la ciudad, porque ni en broma nos da el sueldo para ahorrar.

¿De verdad? ¿De verdad hemos venido al mundo para aceptar esto? ¿Dónde queda tu/nuestra vida?

¡Despierta! 

No caigas en debates estériles, ni en la trampa de cumplir los sueños de otro. Rebélate contra tu realidad si no te gusta, lucha por progresar, por mejorar, por cumplir aquello que anhelas. Te lo mereces, es tu derecho, pero defiéndelo, demuestra que ni te faltan ganas ni valor para conseguirlo. Hazte preguntas constantemente, sal de la zona de confort y párate a pensar qué es lo que quieres de verdad para tu futuro y concentra las energías en conseguirlo. Puedes, por supuesto que puedes, pero no vale solo querer sino hacer. Muévete y consíguelo, cambia tu realidad, hagámoslo entre todas.

 

Fdo: Beatriz Gant