De pequeña yo era uniceja (y de mayor también, sólo que me depilaba) y era algo que me acomplejaba muchísimo. Es más, hay una foto de mi primera comunión en el salón en la que tengo cara de amargada porque mi madre no me dejó depilarme el entrecejo. Decía que me iba a salir más pelo y que era muy pequeña.

Con 13 años me depilé el entrecejo por primera vez, pero me pasé y quedé echa un cuadro. Como por aquel entonces no vendían maquillaje para cejas (o yo no sabía encontrarla), me pinté con un rotulador Carioca color marrón. Ese fue el primer trauma. Menos mal que llevaba flequillo.

Total, que crecí con una relación amor-odio (con más odio que amor, pa’ que engañarnos) con mis cejas.

Hace ocho meses aproximadamente dije basta. Estaba HARTA de ir a hacerme las cejas a un centro de belleza y tener que retocar día sí día también el entrecejo para quitar cualquier pelillo rebelde. Esto me lleva a otra cuestión… ¿Por qué los pelos de las cejas, del mentón y del chumi crecen tan rápido y el de mi cabeza tarda siglos? En resumen, dejé de depilarme las cejas.

Al principio daba pena, porque tenía calvas y zonas superdescompensadas. Como llevaba tanto tiempo toqueteando la zona, eso estaba fatal. Empecé a echarme aceite de ricino todas las noches y poco a poco mejoró mucho. Tenía unas cejas muy pobladas y bonitas y pude renunciar a los fijadores con color. Aun así había algo que todavía me acomplejaba: el entrecejo.

Este 2019 algo me ha hecho chip y he decidido aceptarme tal y como soy. Empecé a seguir a chicas con entrecejo en Instagram y qué queréis que os diga… Me parece bonito. La cosa era aplicármelo a mí, porque no es lo mismo verlo en otras que en una misma. Poco a poco me animé y ahora, en pleno abril, luzco un entrecejo bien bonito con orgullo.

¿Cómo afecta el entrecejo a mi vida?

Yo me noto muy feliz. Pierdo menos tiempo en arreglarme las cejas y mi autoestima ha crecido mucho. Me quiero.

La gente no lo acepta muy bien. Hay amigas que me animan y me dicen que soy una valiente y que me queda genial, pero otras me dicen que queda como el culo y que da repelús. Real. Luego se disfrazan de Frida Kahlo en carnaval porque son muy congruentes con sus ideas. Ironía on.

Respecto al ligoteo, pues como todo. Hay chicos que han pasado de mí por mi entrecejo y otros a los que se la ha sudado lo más grande. En mis fotos de Tinder no se nota tanto como en la vida real, ya que evidentemente la calidad de una foto hace que se disimule un pelín, sobre todo si sales de cuerpo entero y se ve “de lejos”. Algunos me han dicho directamente que el entrecejo les corta el rollo y otros me han dicho excusas raras. De todos modos, son la minoría. Casi todos mis ligues lo han aceptado bien.

Mi madre es la que más caña me da. Dice que un día me lo va a quitar mientras duermo, así que esta Semana Santa igual no voy de visita. Sé que lo dice de coña porque es una señora chapada a la antigua y estas cosas no las tiene muy normalizadas, pero poco a poco.

Conclusión: haced lo que queráis. Si os apetece depilaros porque os sentís más cómodas y felices, hacedlo. Si queréis probar y dejar de depilaros, yo os animo a intentarlo. Siempre podéis volver al a rutina de antes si estáis incómodas, pero siempre basándoos en vuestra opinión, no en lo que la sociedad nos impone.