Deseo ser la mayor guarra de España: hace algunos años decidí cuestionarme las cosas. Pensar por mí misma e ir más allá de lo que debemos pensar o de cómo debemos comportarnos.

Un día, así de repente, no sé si un alíen me tocó la cabeza o si se me cruzaron los cables pero pensé: Las mujeres no somos genéticamente más presumidas o coquetas, cuidamos más nuestra apariencia porque ha sido durante muchos años nuestra moneda de cambio. Lo pensé en voz alta y fui tirando del hilo: Todo lo que una mujer debe ser o todos los adjetivos que «definen» al género femenino, no me definen necesariamente a mí.

Tú piensa lo siguiente: Hace años el objetivo vital de cualquier mujer era conseguir un buen marido. Una mujer se tenía que casa para tener una casa propia y entonces vivía por y para su familia. Claro, las mujeres con mejor físico (bajo la percepción del género masculino), mejor carácter (bajo la percepción del género masculino), y mejor reputación (bajo la percepción del género masculino), aspiraban a tener un mejor marido.
Él éxito se traducía en: conseguir un marido con dinero y buena reputación. Por lo que cuanto más bella, más sumisa y menos escandalosa, más opciones tenías de tener éxito en la vida.

Párate a pensar en esto ¡Es muy fuerte!

Partamos de un mundo en el que la mujer estaba completamente materializada. Casarse con una mujer que no era virgen generaba la misma opinión que hoy genera comprarse un par de zapatos de segunda mano: fracaso.
El género femenino, sin saberlo, ha vivido completamente sometido a las percepciones y exigencias del género masculino durante una infinidad de años. Todo, porque las mujeres tenían que buscar un marido del que poder vivir. OBVIAMENTE, a todas las mujeres que se salían de la norma se las castigaba, con estigmas sociales, rechazos, dramas y barbaridades.

Pero claro, ¿Qué pasa cuando la mujer ya no necesita al hombre?.

En los últimos años se ha abierto un debate muy interesante en el que parece que hablamos de igual a igual. Muchas veces hasta nosotras mismas creemos que no estamos involucradas en una relación machista. Pero la puta realidad es que: hasta que podamos vivir en una igualdad REAL y SÓLIDA van a pasar unos cuantos años.

Estarás pensando: ¡Joder! ¡No seas pesimista!. Escucha, todas las adaptaciones sociales llevan su tiempo y su curso natural de asentamiento y sinceramente, yo creía o más bien, QUERÍA CREER, que estábamos muy cerca de llegar a ese paradigma social cuando el otro día, en una cena, una chica dijo: “Esa tía es una guarra

Yo me paré en seco y le pregunté: “¿No se ducha? ¿Sabes lo que es una guarra?

Por si tu no lo sabes, una guarra es: persona sucia o que se comporta de manera considerada grosera o indecorosa. Y por si tenías dudas, te diré también el significado de puta: Persona que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero.

Esta chica me contestó “Bueno, sé de buena fe que es un poco golfa, un poco puta

Entonces le volví a preguntar “¿Cobra por acostarse con otras personas?” Yo con estas cosas salto rápido, me empezó a hervir la sangre y se me fue de las manos “Igual tienes que analizar lo que sueltas por esa boca, porque seguramente seas tú mucho más guarra y puta que ella

Sé que me pasé y que hice mal pero ¿Cómo puede ser que una mujer moderna, en pleno 2022 achaque adjetivos despectivos machistas a otra mujer? ¿Me lo explicas? ¡Porque yo no lo entiendo!

¿Acaso seguimos viviendo con miedo a ser libres? Es muy guay ir de moderna viajando sola, poniéndose silicona en los labios y ligando en Tinder pero cuando llega el momento de la realidad ¿Qué eres de verdad?

Así que déjame decirte una cosa, si tienes los huevos de hacer este tipo de comentarios:

  1. Estás atacando a una mujer por ser libre: por no tener miedo a disfrutar de su cuerpo y establecer vínculos íntimos con personas que le atraen. Todo el mundo respeta que seas muy privada con tu vida sexual o que seas poco activa. Respeta tú a los demás.
  2. Te estás riendo de un gran hito para el género femenino: poder hablar de sexo.
  3. Estás atacando el trabajo que tantísimas mujeres han hecho en estos últimos años peleando por la igualdad, con sus consecuentes sacrificios.
  4. Te aprovechas de los beneficios sociales de los que gozas porque algunas mujeres se arriesgan a ser libres mientras te ríes de ellas y las insultas.

Todas esas cosas que algunas personas dicen entre risas acerca de otras mujeres libres, dicen MUCHO más de las personas que emiten esas palabras que de las mujeres a las que se ataca.

¿Y sabes qué? Si para no ser igual que ell@s, ser agradecida con el trabajo y sacrificio de otras mujeres, si para ver con normalidad la libertad femenina tengo que ser una guarra, te aseguro que deseo ser la mayor guarra de España.

M.Arbinaga