En muchas ocasiones en mi vida mis amigas me han dicho. “¡Qué envidia, las tienes enormes!” “Dame un poco…” “Compartir es vivir”. No voy a mentir, ser pechugona te trae muchas alegrías, pero parece que muchas que las ansían no saben también que todo tiene su parte mala. Aquí voy a dejar algunas de las situaciones que más suelo vivir a diario a causa de mis queridos pechos.

Saltar, correr o subir escaleras. Para nosotras esto es todo un reto puesto que nuestro sujetador va a necesitar siempre una ayuda extra. Por lo que siempre acabamos agarrándonos las tetas para no matarnos en el intento.

¿Sujetadores buenos, bonitos y baratos? En nuestro caso es COMPLICADISIMO, normalmente tendrás que elegir solo dos. Nunca las tres juntas. Poco a poco tenemos más diversidad (pincha aquí y verás), pero creedme yo soy de las que se salta la sección de lencería de las tiendas porque me entran ganas de llorar. Lo peor es irte de shopping con una amiga de tamaño regular, ella ahí toda diva entra al probador con 5 sujetadores y tú mirándote al espejo con lagrimillas mientras sonríes.

Dolor de espalda.

Hablando de Shopping, olvídate de comprar cualquier vestido o camisa que sea palabra de honor. Todo lo que implique “sin tirantes” no podrás llevarlo jamás de forma normal. En mi caso tengo que mirar si puedo llevarlo con tirantes bonitos.

Mis pechos se encargan de que todo lo que me ponga se convierta en escote. En general es complicado que un cuello alto me estilice o me quede bien, siempre parece que deformamos o cambiamos el diseño.

Las camisas de botones son como una ruleta rusa para nosotras, nunca sabemos si ese día cederá o no ese primer botón

¿He dicho ya dolor de espalda?

Es imposible dormir bocabajo, a no ser que hagas dos agujeros enormes en el suelo para que se amolden a tus pechos. Tardé años en descubrirlo para poder broncearme la espalda en la playa.

Apoyarte en cualquier lugar significa subir tus tetas sobre la mesa. En más de una ocasión mis amigos se han descojonado con esa situación, las colocas sobre la tabla como si fuera un bolso. Por cierto ¿Sabéis lo vergonzoso que es tirar cosas con tus tetas? En una comida con mis suegros intente estirarme un poco para alcanzar el salero y acabe tirando la copa de vino  y mi vaso de agua. Aun se me pone la cara roja cuando voy a visitarlos.

Limpiar la casa es una odisea. ¿Por qué? ¡Exacto! Dolor de espalda. Cada 10 minutos necesitamos un descansito.

Cuando vas al gym no puedes evitar pensar que todo el mundo te está mirando las tetas. Vas allí como si fueras un gato arisco.

Tus tetas siempre serán un centro gravitatorio para cualquier objeto volador no identificado. Se te caerán las palomitas del cine, la cerveza que te estabas bebiendo con tus amigos, migajas de pan, pelotas de ping pong… yo incluso he llegado a encontrar monedas de euro.

Lo mejor de todo esto es que nunca podrás quejarte delante de nadie porque te miran como si estuvieses siendo vanidosa.   

 

Daniela Hernández