Cuando la censura y la represión se convierten en norma habría que plantearse qué es lo normal. Normal no es pretender que encajemos todos en un mismo patrón o juzgar a quien se suponen diferentes. Normal es que podamos decidir qué queremos ser. Normal es no renunciar; es poder expresarnos en grupo sin temor a ser juzgados. Normal es celebrar libremente la diversidad; y si nuestra libertad te molesta quizá deberías plantearte si eres normal.
Me he tomado la licencia de transcribir el texto del spot que ha propuesto este año el Salón Erótico de Barcelona porque creo que es mega importante que las imágenes no nublen las palabras tan potentes que se dicen.
Soy extremeña y paso olímpicamente de la política, aviso a todos aquellos que vengan a decirme que estoy haciendo apología de la independencia de Cataluña.
Pasemos por alto todo eso, al fin y al cabo es marketing y esta gente demuestra año tras año que saben hacerlo muy bien. El año pasado nos llamaron hipócritas y con mucha razón y hace dos nos incitaban a follar, que bastante mierda había (y hay) en el mundo ya.
Una vez nos hemos quitado la venda política, ¿qué nos queda? Un mensaje potente con más razón que un santo (que me perdonen por mencionarlos). Han puesto imagen y texto a algo tan complejo de definir como el término “normal”.
Dice la Rae que normal es una cosa que, por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano. ¿Dónde están las normas que dicen que el hombre solo puede tener relaciones sexuales con la mujer? ¿Dónde las que dicen que un cuerpo bonito no puede pesar más de 60 kilos? ¿Quién dictaminó que el nivel de discapacidad iba en detrimento del índice de follabilidad? ¿Por qué nos sorprendemos ante determinados actos de libertad?
La gracia de todo esto es que consideramos normal todo aquello que a nosotros nos conviene y eso da mucho asquito. Podemos ser gordas y defender los cuerpos no “normativos” pero nos asustamos cuando vemos a dos lesbianas, a dos gays, a dos personas con capacidades limitadas, a dos abuelos dándose placer.
Planteémonos el término “normal” en nuestras vidas. Porque normal es ser libre, es no juzgar, es defender la diversidad.
Así que amigos del Salón Erótico de Barcelona, gracias por poner en frames lo que muchos pensamos.