El aburrimiento de la lactancia

Poco se habla…

Tener un bebé es lo más maravilloso del mundo, puede ser emocionante, frustrante, agradable, divertido, irritante, dulce, temeroso… puede ser un poco de todo según la criatura. Pero algo es seguro, cuidar a un bebé recién nacido es terriblemente aburrido.

Como madre recién estrenada, y pasada la cuarentena (no el posparto, todavía), llevo ya un par de meses buscando soluciones para no aburrirme mientras doy pecho. Porque, claro, estar todo el rato con el móvil crea una adicción terrible y completamente contraproducente para las siguientes etapas, que ya adelanto que no mejoran al respecto.

Hablamos del momento seguido en el parto, el piel en piel con tu bebé, cuando de repente no le ves ni la cara, estás tan agotada que solo quieres dormir, pero tu bebé debe pegarse al pecho y debe hacerlo de forma natural. Un ser casi diminuto que no tiene un pedo de fuerza (muscular, porque los pedos son de adulto con tres estómagos) debe moverse para engancharse al pecho y tú, evidentemente, tienes el instinto de ayudarle, porque ver una cabeza medio deformada que intenta moverse y no puede, sinceramente, da penita.

Entonces, que no nos engañen, no es tan instintivo ni tan natural eso de engancharse al pecho, quizás no haría falta tanta historia de pezones negros y oscuros como el carbón… en fin, que me voy de tema .

Tú tienes a tu bebé y se engancha al pecho, pero no eres realmente consciente de qué supondrá esto para ti los próximos 3, 4 o 6 meses… Damos por sentado que la lactancia va bien, sin dolor, sin grietas en los pezones y la criatura va ganando peso correctamente, bla bla bla… pues ahora va y te dicen que el pecho es a demanda, ¿qué significa esto? Que debes darle cuando la criatura lo pida y tanto rato como la criatura quiera. Y esto puede ser cada 30 minutos, cada 10 minutos, cada 5 minutos, cada 3 minutos…. o sea que debes estar 100% dispuesta a llevar la teta al aire todo el día a disposición de la maravilla de la casa.

Llegadas a este punto debo remarcar, que esto no supone ningún problema en estos tiempos de feminismo arraigado, donde los padres nos cocinan, limpian la casa, nos preparan la bañera y le cambian los pañales a la criatura para que podamos descansar y dedicarnos en exclusiva a dar el pecho. Las más afortunadas disfrutan también de masajes en los pies por las noches, pero no estoy segura de si lo he sacado de un mito o de una leyenda… Una vez hemos asimilado que somos la vaca de la casa a la que ordeñan a placer (con toda la ilusión del mundo y convencidísimas de que es lo mejor para todas las personas del hogar) te preguntas, ¿y ahora qué hago?

A ver, seamos sinceras, mirar a nuestro bebé es apoteósico, pero llega un punto que aburre. Aprovechas para mirar los whatsapps y escribir a aquellas personas que creen que quieren más a tu heredero que tú misma, para enviarles fotografías y leer «qué guapo que es» y toda una serie de mentiras que ya nos conocemos.
Pero en el fondo te sientes una mala madre, por no estar pendiente de si chupa la teta exactamente igual que las trescientas cuarenta y dos mil veces anteriores durante esa semana, y encima es por que estás con el móvil en la mano. ¡Y el móvil y la tecnología son el demonio hasta que no tengan dos o cuatro años!

Y las hormonas hacen su trabajo, se agarran de la mano y comienzan a correr en círculo cada vez más rápido, hasta que van marchando rodando cada una hacia una parte del cuerpo diferente y las únicas que se quedan en el sitio son las que provocan el llanto, la tristeza, la culpa, la rabia… Y decides dejar el móvil dentro de un cajón con la batería al 2% bien orgullosa sabiendo que no vas a utilizarlo. Todas sabemos que el motivo por el que no lo vamos a utilizar es porque no tiene batería, pero seguramente buscaremos el móvil unas 10 veces mientras no lo tengamos encima, antes de recordar que está en el cajón y no debemos mirarlo.

Volvemos al punto del aburrimiento. ¿Qué haces mientras das pecho? Si el móvil es el demonio y tiene una pantalla pequeña imagínate la televisión que es mucho mayor, no entra como opción. Coges un libro, pero por algún motivo, que juraría que tiene que ver con las hormonas, te cuesta mucho concentrarte y acabas leyendo el mismo párrafo unas 4 veces antes de ser realista y abandonar la tarea.

Pongamos por caso que estás estirada y tienes las manos libres, podrías intentar hacer ganchillo, si sabes. Si no sabes es un buen momento para aprender a hacerlo, pero no puedes coger tu móvil y sin YouTube es imposible aprender nada hoy en día.

Podrías poner la radio, pero la música actual no te gusta y los programas sueltan muchas palabrotas y, tu bebé de un mes y medio que todavía no entiende ni una de las palabras que salen por tu boca, no puede escuchar groserías y tacos por si acaso se le quedan grabados en el cerebro y se convierten en sus primeras palabras, así que nada de radio ni música.

¡Mozart estimula el cerebro y la imaginación y la creatividad! Ya tenemos 10 minutos ocupados, más es imposible teniendo en cuenta que has dormido poco y con los violines se te cierran los ojos y se te cae el chiquillo de los brazos, entonces sí que serías mala madre!

Se me acaban las ideas. Dar el pecho es aburrido, pero el aburrimiento no acaba aquí, aún no, todavía faltan unos mesecitos para no aburrirte…

— Lady Seno —