El actorazo que me ha hecho ver que no debo idealizar
¿Os gustaron Juego de tronos y Stranger things? Yo las cuento en mi top 5 de series favoritas. Con los números en la mano, están entre las más exitosas de la historia reciente de la televisión.
Resulta que hay alguien que ha participado en ambas superproducciones, y ese es Tom Wlaschiha, el actor que interpreta a Jaqen H’ghar en Juego de tronos y Dmitri Antonov en Stranger things. ¡Casi nada!
Hace poco estuvo en España, en un evento para fans, así que pude saludarlo. Llegué fascinada y con mil preguntas sobre lo increíble que debe de haber sido participar en dos superproducciones así.
-Es magnífico, pero también son series con muchos efectos especiales. Grabar una sola escena puede llevar días enteros, así que no solo hay que interpretar. Buena parte del tiempo estás, simplemente, esperando.
No tuve más que recordar la complejidad técnica de la última temporada de Stranger things para entenderlo. Y también el vídeo que rula por ahí de Jamie Campbell convirtiéndose en Vecna, para lo que tiene que llevarse siete horas y media en Maquillaje A DIARIO. Cuando le preguntamos sobre ello a Tom, no pudo más que poner un gesto de plena empatía con su compañero.
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Flashes, glamour… y ¿éxito?
Confieso que tiendo a idealizar las vidas de personas muy conocidas. ¿Por la fama, la alfombra roja, los vestidazos y los flashes? No, por la idea de éxito. Porque debe de provocar un buen subidón caminar con cientos de personas alrededor gritando tu nombre y haciendo cola durante horas para hacerse una foto contigo. Sentir, en definitiva, que tu trabajo es reconocido y hace feliz a un buen número de gente.
Aquí viene el primer ejercicio, definir correctamente el éxito. ¿Qué es tener éxito? El concepto tiene una definición muy aséptica en el diccionario, pero está copado de subjetividades. Porque, según la idea que se nos ha vendido, se trata de trabajo duro y constante que lleven al reconocimiento público y al dinero.
Lo primero, entonces, es desmontar la idea de éxito general y definir el nuestro propio. Yo me he preguntado mil veces qué es para mí el éxito, y he tardado en llegar a la conclusión de que se basa en el equilibrio. Equilibrio entre salud, trabajo, aprendizaje, paz mental y relaciones personales. Si la balanza está muy descompensada hacia alguno de ellos, en mi opinión, no hay éxito. Es más, puede que el éxito total ni siquiera exista.
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El daño que nos hacen la idealización y las comparaciones
He tendido a idealizar las vidas de personas a las que ni conozco, especialmente en épocas de bajón por sensación de estancamiento, por apatía o por aburrimiento. No hace falta decir que lo que muestran es solo una parte de sí mismas, enseñando más el personaje que la persona. Lo que vende, lo que les hace conservar su popularidad y evitar la cancelación social.
Pero también he idealizado las vidas de personas de mi entorno con las que me he comparado mucho. Y en terapia he aprendido lo dañina que es esa práctica. He tardado demasiado en diferenciar el tener referentes a establecer figuras con las que frecuentemente me comparo en negativo: ella puede, yo no. La Menganita pudo aprobar oposiciones, y yo las suspendí. La Zutanita gana mucho dinero con su empresa, y yo estoy estancada con la mía.
La inmensa mayoría de las veces, cuando nos viene un pensamiento intrusivo de ese tipo, no estamos viendo la fotografía completa. Vemos que Mengana aprobó sus oposiciones y ahora se está pegando la vida padre. Pero no que, al contrario que tú, tenía dedicación exclusiva y dinero como para pagarse al mejor preparador. Y que tuvo que echarle ocho horas diarias y suspendió dos veces. Y Zutana heredó la empresa de su padre, con su buena cartera de clientes incluida. Tiene todo el mérito haberla mantenido y se parte los cuernos a diario, pero no tuvo las mismas oportunidades que tú, ni tiene la misma red familiar.
Debemos detenernos a establecer nuestra propia definición de éxito, crear la hoja de ruta para conseguirlo y disfrutar del trayecto. Teniendo referentes, sí, pero no por machacarnos, sino por inspirarnos. Y siempre teniendo la fotografía completa porque NO, digan lo que digan los mantras neoliberales, NO tenemos las mismas oportunidades. Y asumirlo no es conformismo, es salud mental.
Azahara Abril