«Soy tonta del coño» o «el arte de cagarla cada vez que hablo con el tío que me gusta»

Sí, así de claro cada vez que conozco a un tío que me gusta me vuelvo literalmente «tonta del coño». Pero no soy la única seguro que a vosotras os ha pasado más de una vez.

Para las que dudéis si os convertís en este ser capaz de cagarla al hablar os dejo una serie de pruebas que os lo aclararan.

Situación típica número #1

El tío en cuestión te dice «¿Cómo vas?

Y tú tienes la genial idea de contestar: «Pues normalmente en metro o andando».

Inteligencia: mínima

Posibilidades de vivir una aventura tórrida con él: rebajas del -80%

Ganas de morirte: altas y subiendo.

Situación típica #2

Sabes que lo vas a ver, así que esa tarde te empiezas a arreglar dos horas antes, necesitas que él vea el estilazo, cuerpazo y todo lo -azo que tienes.

Vas más arreglada que las actrices en los Goya.

Total que te lo encuentras «de manera casual», ya sabes.

+Tío buenorro con el que has imaginado hasta los nombres de vuestros tres hijos y de los dos perros, adoptados, que vais a tener: «¿Dónde vas tan arreglada?»

+Tú, intentando ser misteriosa: «¿Yo? A ningún sitio, he cogido lo primero que he visto en el armario».

¿En serio? Con esos jeans que para entrar en ellos has tenido que ser ayudada por las tres cuartas partes de tu familia, con un top que te costó en rebajas lo que ganas en un mes, y esas plataformas que Tripadvisor ha catalogado como uno de los mejores miradores de tu ciudad por las vistas que muestran.

Por no hablar del maquillaje que llevas, que cualquier pintor del siglo pasado suplicaría ser tu alumno.

Situación tópica #3

Él tío macizo le gusta el deporte. Oh my god. Aquí viene un problema y gordo.

+Macizo: Y a ti ¿Te gusta hacer deporte?

+Tú, intentando que no se note que tu nariz va a coger unas dimensiones desproporcionadas: «Si, me encanta. Suelo practicarlo bastante». (Primera cagada)

Cariño, sé que la palabra sedentarismo lleva a pensar que es un deporte extremo, pero no nos engañemos tu fit bit pita más para que te levantes y camines que para felicitarte por qué has alcanzado tu objetivo de pasos de ese día.

+Macizo, again: «Pues cuando quieras quedamos y hacemos un poco de running».

+La tonta del coño hablando otra vez: Claro, estoy deseando correr con alguien a mi lado. (Segunda cagada)

Correr, ¿De verdad? Houston tenemos un problema. Sólo de imaginarte el pateo que te vas a dar ya estás sudando. Ni siquiera sabes si es un loco de esos que corren 10 kilómetros. Sabes que esa gente no es de fiar y tú, hala a la locura, sin precauciones ni nada.

Situación típica #4

El chico se acerca con ganas de hablar contigo.

Pero a nosotras nos han enseñado que hacernos las duras e interesantes nos hacen conseguir puntos, a lo Black Widow o Tom Raider.

Así que después de media hora de tira y afloja, una de cal y otra de arena, o como digan en tu pueblo «estás mareando tanto la perdiz que a final va a vomitar» de manera fina, y mientras tu cerebro ha perdido las calorías de dos días enteros de tanto pensar frases «ingeniosas», el tío se va pensando que eres una frívola y creída a unos niveles que Cristiano Ronaldo es humilde al lado tuya.

Y mientras él se aleja, te das cuenta que se te ha olvidado decir lo más importante: que eres una chica normal, con pequeñas manías que hacen desesperar ( como aquella canción del sueño de Morfeo). Que no eres toda esa ropa y ni esa pintura en tu cara. Que no te gusta el deporte pero que «¿Por qué no intentarlo? Siempre poniendo tus límites». Que eres diferente sólo que los nervios y el querer ser siempre la chica perfecta que nos venden te ha hecho volver a cometer el mismo error de siempre: no ser tú misma.

Si has cometido y sigues cometiendo algunos de estos tópicos alguna vez, solo decirte que no pasa nada, está bien. Eres consciente de que algo hay que cambiar y eso es un gran comienzo.

Pero empieza a recordarte que tú eres bellísima, con tu 1’50 o tu 1’80, siendo rubia, morena, pelirroja o con un mechón de cada color, eres preciosa cuando fallas y cuando aciertas, si sabes mucho de un tema o no tienes ni pajolera idea.

No tienes que cambiar, no tienes que disfrazarte de alguien rodeado de enigmas para que él se fije en tí, para eso está el Cluedo.

Sólo sé cómo eres: si te gusta ir en chándal ve así, si no te quieres maquillar no lo hagas, si te gusta matar a personas, hazlo (no es broma, si es así busca la comisaría más cercana).

Pero en definitiva te quiero decir algo muy sencillo: No cambies por atraer a una persona, por qué la ganarías a ella, pero te perderías a ti y la oportunidad de que el mundo te conozca tal y como eres.

Así que la próxima vez que se acerque el tío que pueda convertirse en tu naranja perfecta, míralo y háblale claro, no ofendas, no mientas y sé tan natural que los animales comiencen a acercarte a ti, y ya será cosa de él ver que tú mereces la pena.

Si no tienes la opción de secuestrarlo y hacérselo ver en una casa deshabitada en mitad del bosque (no, en serio, sigo de broma, ya sabes, la comisaría más cercana por favor)

Esmeralda.

@esmeubeda