La megafonía del aeropuerto del Prat le avisa del inicio de embarque para su vuelo, destino Madrid. Con su maleta de mano y su bolso sube al avión que marca el fin de una etapa, un capítulo más en su historia. Con el corazón encogido y los ojos cansados de tanto llorar localiza su asiento y busca encontrar la tranquilidad que hace tiempo necesita. Se pone los auriculares, pero la música que quiere escuchar le terminará de romper el corazón en pedazos infinitos. Tiene que despejar su mente, y se decide por una lista de clásicos del Pop. Empiezan a sonar las notas de la conocida “Laura no está” de Nek. Pasa a la siguiente, pero tampoco le gusta. En todas las canciones hay algún verso que le recuerda a él y hace que su alma se rasgue un poco más.  

El avión despega, y cuanto más sube, más vuela su mente, en completa libertad trayendo recuerdos de otra vida más feliz. Está demasiado cansada para luchar contra estos pensamientos y prefiere mecerse entre las olas de su memoria. Revive imágenes de días soleados, brindando con una Alhambra fría por su “por siempre juntos” que como el atardecer que les acompañaba entonces, también tuvo un final. Recuerda cómo le gustaban los semáforos en rojo de Madrid, pues eran una excusa más para besarse. Esos ojos azules que cuando la miraban le hacían recordar la inmensidad del mar.

 

Aterriza sumida en un sueño plagado de recuerdos donde aún cabía la esperanza de un futuro juntos, un futuro que nunca pudo ser. El presente fue demasiado efímero, debió aprovechar los minutos juntos, haber reído más, haberse besado más, haberse vivido más, y mejor.

Sus dos mejores amigos la esperan a la salida, con una caja de bombones de chocolate y otra de clínex, sabiendo que necesitará tanto una como otra. Sumida en un abrazo eterno se pregunta si debería disminuir esta sensibilidad que le mata cuando sufre, si debería ser más fuerte, más fría.

Pero no. Ella no es ni puede ser así. Es de las que creen en el mágico poder de la serendipia, que la mejor medicina es reír y que un atardecer en la playa cura hasta el peor de los males.

Sobrevivirá, como siempre hace, y recompondrá todos los pedazos de su corazón una vez más.

 

– La Coleccionista de Soles

 

6 de marzo de 2019

Madrid, España.