¿Cuándo dirías que empezó tu vida sexual? Seguramente, al hacerte esta pregunta, te pongas a pensar en el día que perdiste la virginidad. No vas a pensar en las primeras caricias, en los primeros besos… También me sorprendería que me dijeras que todo comenzó al masturbarte por primera vez. O que me hablases de tus primeros pinitos en el sexo oral.

Nuestra sexualidad y nuestro placer nos ofrecen un amplio abanico de posibilidades. Masturbación, sexo oral, juegos de rol, intercambio de parejas, BDSM, fantasías mil… Todo lo que se te pase por la cabeza. Incluso si nos ponemos minuciosas, ese abanico se amplía aún más si cuidamos los pequeños detalles: uso de fragancias, sabores, lencería… Lo que sea para crear un buen ambiente.

Con todo lo que rodea al sexo y… ¿Qué acabamos haciendo? Reducirlo al mete-saca, amiga. Convertimos el coito en la cúspide de nuestra pirámide sexual, en la meta de esa maratón de sexo salvaje del sábado noche, en ese remedio en caso de vida o muerte en nuestro kit de supervivencia de cama. Vamos, eso que necesitas hacer sí o sí.

Está el “sexo de verdad” y los preliminares, que vienen a ser ese sexo que es “menos sexo”, esa parte descafeinada light que da paso a un par de cucharadas de cafeína extra acompañada de un buen cupcake de chocolate con su guinda para que puedas decir que te pegaste el atracón como se lo debe pegar una.

Ay, amiga… Con el daño que ha hecho el coitocentrismo pero ahí seguimos, convirtiendo a ese pene en nuestra vagina en el Sol de nuestro sistema sexual. Podría dedicar textos y textos a mencionarte ejemplos de mujeres que han sentido que su vida sexual estaba fracasando por tener problemas con la penetración. Todo lo demás les funcionaba a las mil maravillas, pero chica, al meterla, la cosa se torcía… Y por culpa de centrar la atención hasta convertirlo en obsesión en ese detalle, han acabado desarrollando sentimientos negativos hacia su vida sexual y hacia si mismas.

¿Somos conscientes del daño que ha hecho el coitocentrismo a las mujeres a lo largo de la historia? ¡Nos hace olvidarnos incluso del poder que esconde nuestro cuerpo! Teniendo esa maravillosa parte del cuerpo llamada clítoris y qué poquito partido le hemos sacado durante siglos, hija… Ahora, gracias a los juguetes sexuales y a que el paso de los años favorece hablar abiertamente de sexo, hemos tomado enorme conciencia del papel fundamental que tiene el clítoris en nuestro placer. Aún así, sospecho que muchas seguimos pensando que es una “ayudita”, en lugar de decir con orgullo que esa estimulación que nos mata a orgasmos es la verdadera base de nuestro sexo.

Bueno, bueno… Pero voy a echar un poco el freno… Que yo soy la firme defensora de que el sexo no es sinónimo de genitalidad. Puede ser que, por discapacidad/ diversidad funcional, no notes nada en el clítoris. En ese caso, busca tu “clítoris” en cualquier parte del cuerpo, date la oportunidad de explorar tu cuerpo al máximo en busca de sensaciones increíbles.

Volviendo al tema del coitocentrismo… Hay que ver lo excluyente que es, en realidad… Claro, amiga, si lo piensas bien, hay una infinidad de posibilidades que no incluyen coito. Las mujeres que siempre han tenido relaciones con mujeres, ¿son eternamente vírgenes? ¿Dejan de ser vírgenes con su primer dildo? ¿O, como es un pene de silicona, eso no cuenta?

La virginidad, otro temita. Vamos a ver… Si yo me he tirado años jugando a los médicos con varios maromos, ¿por qué no cuenta hasta que uno de ellos ha acabado dentro de mí? ¿Cómo lo hemos hecho para convertir el coito en esa gran obligación dentro de nuestra vida sexual? Porque es innegable, amiga… El coito conlleva presión social. Si llegas a cierta edad sin hacerlo, eres rara, te pasa algo, asumen tu religiosidad… Que la gente es muy así, nos gusta asumir lo que les pasa a otros sin preguntar siquiera. Es más, nos encanta convertir la ausencia de coito en un drama. Y tanto te dicen que es un drama que al final acabas tratándolo como tal. Que igual te lo pasas mejor que toda la comunidad WLS haciendo otras cosas. Pero no hay coito, amiga, es hora de hacértelo mirar porque debe ser grave…

Cuando era adolescente, leía las típicas revistas con secciones de preguntas de otras niñas lectoras. Muchas de ellas preguntaban cuál era la mejor edad para iniciarse. Amiga, no sabes cómo me gustaría acercarme a esas niñas y explicarles que es una decisión personal, que no es una obligación sino una opción, que cuidar su cuerpo y su amor propio va por delante y que, antes de decir que sí al sexo, es fundamental decir que no a todo aquello que nos hace daño. En serio, no sabes cómo me gustaría poder decirlo…

@mia__sekhmet