EL DIA QUE EL VECINO ME VIO EL CHUMINO

Primero que todo quiero aclarar que esto no es un follodrama. Ojalá me pasaran a mí cosas así para poder contároslas.

Pero nada más lejos de la realidad.

Esto sucedió en el verano en el que yo cumplí los 15. Mi tía vivía en una urbanización con piscina, y solía invitarnos a mis hermanos y a mí a pasar las tardes allí a remojo con mis primos.

En uno de esos días de baño, vuelta y vuelta al sol, baño, vuelta y vuelta al sol es cuando ocurrió esta historia. Ese día habíamos quedado a cenar con el resto de la familia, así que a última hora de la tarde mi tía me mandó a casa a ducharme. La idea era ir mandándonos a los mayores poco a poco para que no estuviéramos dando vueltas por casa mojados. Cosas de tener un solo baño y nueve personas esperando a la ducha.

Subí y sin más me metí a la ducha.

Al rato oí ruidos y pensé que sería el siguiente de mis primos esperando turno, así que seguí a lo mío, hasta que de repente abrieron la cortina de la ducha.

Antes de que pudiera ver nada, alguien se puso a gritar. Como soy un topo y sin gafas no veo nada, me llevó un minuto descifrar que el bulto borroso enfrente mío no era uno de mis primos, y que además estaba desnudo. Y ahí la que se puso a gritar fui yo.

Tanto, que mi tía y mi madre me oyeron desde la piscina y subieron a casa a la velocidad del rayo.

Imaginaros el cuadro: un abuelo desnudo con cara de susto, una adolescente medio enjabonada mirando con cara de china (porque aún no había atinado ni a ponerme las gafas), mi primo el pequeño gritando ¡tetas y culos, tetas y culos! por toda la casa, y mi madre y mi tía sin saber que hacer ni a donde mirar.

El primer misterio, quien era aquel pobre hombre, se resolvió pronto. Era el padre del vecino de arriba, con demencia, que se había despistado al volver a casa. Mi tía subió en seguida a avisar a la familia y no hubo más problemas. Por lo visto el señor estaba acostumbrado a dar un paseo de 6 a 7 de la tarde, hora a la que volvía a casa y se iba derecho a la ducha. La familia se lo llevó, y por suerte al buen hombre no le pasó nada.

El segundo misterio, como narices el vecino había conseguido colarse en casa, estaba aún sin resolver. Probamos la llave del vecino y, efectivamente, abría la casa de mi tía sin ningún tipo de problema. Mi tía también podía abrir la casa del vecino. Y hablando con los demás, empezaron a probar llaves, y 7 vecinos eran capaz de entrar a casa de mi tía. Mi tía, por su parte, consiguió entrar en 5 casas más.

Llamaron a quien gestionaba la comunidad porque las llaves, en teoría, eran de seguridad con código o no sé qué leches modernas. Toda la urbanización funcionaba con una única llave. La misma llave abría la puerta de la calle, del portal, del garaje, y por lo visto estaban configuradas para que cada una abriera un solo piso.

Vamos, que no podían cambiar de cerradura y ya.

Cuando se pusieron en contacto con la empresa de seguridad, les dijeron que las llaves solían descalibrarse en unos 10 años y eso podía pasar.

Misterio resuelto.

Volvieron a calibrar las llaves y allí no pasó nada.

Pero cada vez que voy a casa de mi tía mis primos me recuerdan la vez en la que el vecino me vio el chumino.

Andrea.