Suena a escena de una comedia o a una película porno, dependiendo del humor que tengáis hoy. Para mi eso fue como si ambas se hubieran casado y hubieran tenido un hijo con hiperactividad.

Mis amigas y mi novio (que se cree muy gracioso, y entre nosotros, sólo lo es la mitad de las veces), decidieron retarme. Vale, tampoco hizo falta mucho. Fue más bien un:

-A que no tienes ovarios…

Y yo:

-Sujétame el cubata. (Aunque hubiera sido un café con leche a las 11 de la mañana)

Tras una charla entre mis amigos mi novio y yo, surgió la duda existencial. Es decir, hablamos de sexo anal como si estuviéramos comentando el tiempo. Unas lo habían probado, otras no. Yo soy team “Tápame todos los agujeros como si tuvieras complejo de albañil” así que no tenía problema. Y como soy una persona que no tiene problema y que además tengo una variedad de juguetes que ni un sex shop, les mencioné que tenían varios plugs anales y que me gustaban, porque en la variedad está el gusto señoras. Para las que lo del tema de la puerta de atrás les gustaba no suponía un problema, para las que no… 

Digamos que les daba “cosa”. Ya sabéis lo tabú que puede ser este tema.

Para mi es algo natural, habitual y sobre todo divertido y muy placentero. A las que les gusta sabrán de qué hablo. Pero para otras no. Sobre todo algunas mis amigas, donde lo anal es un NO, en mayúsculas. Así que cuando les dije que me encantaba y que para mí no era incómodo… Bueno. No me creyeron. Porque para eso están las amigas, para reírse contigo mientras te caes borracha al suelo y para no creerte cuando dices que el sexo anal es de lo mejor que has probado. Yo me vine arriba, (porque no puedo evitarlo) y les solté toda convencida:

-Podría ir con un plug anal a cualquier sitio, hasta al trabajo.

Y de ahí salió lo del: Sujétame el cubata. 

Con mi novio dando fe de mi hazaña, allá que me puse mi plug favorito, mis bragas favoritas, mis pantalones vaqueros, y al trabajo que me fui.

Pensé que sería fácil la verdad, y a ver… Difícil, lo que se dice difícil no fue. La cuestión es que cuando lo sugerí en la excitación del momento no me paré a pensar. Duh. Trabajo sentada en una oficina la mayoría del día. En mi rincón con mi planta, mi foto de Henry Cavill y mi ventana que da al callejón. Maravilloso todo.  Pensé que no sería mayor problema estar con el plug puesto mientras estaba en mi ordenador organizando cosas.

No contaba con que ese día mi jefe se pusiera creativo y decidiera tener reuniones, en plural. No pensé que el hombre me mandara atender al nuevo grupo de inversores, ni que me mandara al centro de la ciudad a hacer unos recados a la empresa de unos clientes. 

Las que habéis usado plugs, ya sabéis lo que pasa cuando te sientas, te levantas, caminas y esas cosas. Y cuando no paras en toda la mañana… Por todos los dioses del Olimpo, pensé que lo llevaba escrito en la frente. O sea… de verdad. Para que os hagáis a la idea. ¿Alguna de aquí ha visto 50 sombras? ¿Cuándo van a un baile en casa de los padres de él y le mete bolas chinas? El gesto de mover las piernas, el sonrojo, el calentamiento de ella.

Pues así iba yo, pero peor…. Joder pensé que sería una tontería, y no contaba con ponerme como el pico de una plancha. A las dos horas estaba tentada en quitármelo, también estaba tentada en presentarme en el trabajo de mi novio, robarlo y follármelo contra una pared como una hambrienta del sexo. Que cosa mas caliente. Os lo juro.

Pero aguanté, por orgullo y porque… qué narices sabía que cuando llegase a casa me lo iba a pasar bomba dejando que mi novio hiciese conmigo lo que quisiese.

A mitad de la mañana los inversores ya habían elogiado a mis jefes por lo simpática que era y que no paraba de sonreír. ¡No te fastidia! Estaba yo como para ponerme seria. !JA!

Cuando llegó la hora de la comida mi teléfono estaba plagado de mensajes de mis amigas que me preguntaban si estaba viva. Estaba que me subía por las paredes, así que si, estaba vivita y coleando, pero además todo me parecía sugerente, una compañera pidió pasta penne para comer y yo tuve que saltarme la comida e ir directamente comerme una tarta de chocolate y algo helado para bajar el subidón.

No podía con mi vida, en el buen sentido de la palabra. Quién lo iba a decir. Podría haberlo sacado, si. Podría. Pero no os voy a engañar si no os digo que me lo estaba pasando como un niño el día de Reyes. 

¿Sabéis lo que pasa cuando estás sentada con un plug anal en un coche y hay baches? Nunca los badenes fueron tan deseados. De hecho, nunca me gustó tanto que hubiera tráfico y el trayecto desde mi empresa hasta la de los clientes durara tanto. 

Maravilloso. Ya os lo digo. Aunque la gente debió flipar conmigo, porque quizás a veces estaba un poco sonriente de más y un poco entusiasta, no me juzguéis;  sobre todo si caminaba más de la cuenta. Pero eh…. Nunca he estado más feliz en mi vida y mi jefe me felicitó por el gran trabajo que había hecho ese día. Me dijo que ojalá todos tuvieran la felicidad y el entusiasmo que tenía yo.

Sinceramente… No nos imagino a todos yendo a currar con un plug anal… Pero quién sabe. Quizás se imponga como nueva dinámica de trabajo.