¡The summer is coming! Empieza a hacer buen tiempo y… las tullibuenas no hacemos operación bikini, no, nosotras sabemos bien que para tener un cuerpo bikini solo necesitas ponerte uno. Fin.

Lo que yo si empiezo a hacer es cargarme con más autoestima y valentía, me empodero. Puesto que cuando ves que se acerca el buen tiempo ves que con él se acercan los días de playa y piscina.

Y si las gordibuenas creen que las miran mucho cuando van a la piscina… es que no han probado a ir en silla de ruedas. ¡Madre mía! te sientes todo un espectáculo.

Cuando voy a la piscina, meterse en el agua siempre es un poco difícil. Me tienen que coger en brazos, sentarme en el borde de la piscina y luego acabar de meterme dentro o me tienen que ayudar a sentarme en una especie de grúa acuática que me mete dentro. El caso es que lo haga como lo haga… Siempre llamo la atención.

Podría distinguir 4 categorías de personas:

  • Las que miran sin disimulo alguno, prácticamente sin pestañear.
  • Las que señalan o advierten a otros que me estoy metiendo en el agua para que nadie se pierda el show
  • Los que comentan la jugada y puedes oír claramente como hablan sobre cómo te metes en el agua
  • Los que simplemente van a la suya. Pobres, se han perdido mi espectáculo digno de diosas.

En fin, si nuestra queridísima sociedad estuviera acostumbrada a ver más diversidad funcional en sus piscinas no pasaría esto. Pero pasa. Ergo no nos animamos suficientes tullibuenas a ir a nadar. Bueno, quien dice “no nos animamos” también dice “no podemos porque hay escalones antes de llegar a la piscina, no está adaptado o no hay quien nos ayude a darnos el chapuzón”.

El caso es que hay que cargarse de ego para ir a nadar y vivir las miradas indiscretas como una diva. Que miren, que miren… A ver si se acostumbran a ver semejante diva dándose un chapuzón.

 

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