Peaking: El secreto mejor guardado del Slow Sex

Una mirada, una caricia, un susurro, el roce piel con piel con esa persona que nos electriza de los pies al cerebro. Tomarnos un tiempo para el disfrute. Silenciar el móvil, olvidarnos de los problemas cotidianos, de las incansables tareas que tenemos pendientes. Centrarnos en el placer, el nuestro y el de nuestra pareja sexual. Puede que ya hayas oído hablar del slow sex. El sexo que pone énfasis en cada uno de los detalles, sin prisas, sin distracciones, involucrando cada uno de nuestros sentidos.

El coitocentrismo, el deseo canalizado en los genitales, y el orgasmo como fin último de los encuentros pasan a un segundo plano. Cada zona erógena reparte el protagonismo a partes iguales y los preliminares se convierten en un elemento más para alcanzar el éxtasis.

Influenciado por la corriente tántrica oriental, el slow sex nos invita a saborear cada segundo, dejarnos mimar, que nos mimen y a reconectar con nuestro lado más sensual. ¿Suena bien? Y si te digo que además de todo esto, guarda una de las técnicas sexuales para alargar al máximo ese momento hacia el clímax. Su nombre, peaking.

El peaking es una técnica del slow sex que consiste en alargar al máximo el camino hacia el orgasmo. El control de la subida a esa cresta intensa de la fase resolutoria. La oportunidad de experimentar de forma más profunda cada instante compartido.

La idea central es reconocer cada uno de los pasos que da nuestro cuerpo, detectar cada una de las reacciones que recibimos de cada estímulo. Se trata de ir controlando cada impulso a fin de prolongar la carga erótica del ambiente. Déjate llevar por sensaciones como el gusto de la saliva de vuestras bocas, el calor de su aliento en el cuello, el tacto de sus manos en tu cadera o esas miradas donde os lo decís todo sin pronunciar una palabra…

Esta práctica ha demostrado ser efectiva en la reducción de la eyaculación precoz, la razón, el peaking hace que nos conozcamos más a nosotros mismos, despierta la consciencia para poder enfocar cada una de nuestras emociones. Al mismo tiempo que derriba estereotipos centrados en la penetración como eje central del sexo.

Sabemos que el sexo es comunicación, es entendimiento. Esos vínculos íntimos que creamos con aquellas personas que por azar o destino o simplemente porque un día sin más llegan a nuestra vida sin avisar. ¿Por qué no pausar la velocidad para descubrirnos?

 Rebeca Baena