¿Sabes eso de no sentirte nunca en primer lugar? ¿Sabes eso de que nunca eres la primera en ser llamada? ¿Sabes eso de que tienen que hablar con su pareja antes para confirmar un plan contigo?

Si tu respuesta es sí, eres de las mías, una segundona.

En el cole sacaba muy buenas notas, sí, pero siempre solía haber alguien un poquito por encima. A veces sonaba la flauta y era la primer, pero rara vez. Ahí estaba, segundona.

En educación física, nunca fui un portento, y por tanto, al hacer equipos nunca era elegida la primera, bueno ni la segunda, ni la tercera… solía ser más bien “penultimona” (la segunda por la cola).

En la adolescencia no fue mejor, siempre era la “amiga gordita de”, vamos, la segundona del grupo; y del pack de dos de amigas inseparables, yo era la segunda opción, siempre.

Con mis amigas, para hacer planes, siempre aparece el… “ay sí, me apunto, bueno espera que hable con Fulanito y te confirmo”, y entonces yo me resigno a un segundo puesto en la escala de sucesión.

Bueno y con los tíos ya… nunca he sido ni suelo ser la primera opción. De hecho, cuando parece que lo soy, de repente aparece alguien “mejor”, alguien que me relega al segundo puesto. Y siempre aparece esa desagradable sensación de no ser nunca lo suficientemente buena, nunca parezco ser merecedora del primer puesto, del oro, del premio gordo. Siempre tengo que conformarme con lo que me dejan.

Pero bueno, luego pensando me doy cuenta que cuando era pequeña el 2º plato siempre era el más esperado, el más rico. Y que el segundo bocado siempre sabe mejor. Y que el primer beso nada tiene que ver con el que viene detrás. Y que en OT, siempre tienen más éxito los segundones o “penultimones” que los ganadores.

Así que, quizás no esté tan mal esto de ser segundona, y que a veces hay que esperar al segundo plato para disfrutar de verdad, o incluso al postre. ;)

 

Sens