Ha llegado el gran momento del año: el inicio del curso. Seguro que muchos de vosotros, aunque hace años que dejasteis los pupitres y pizarras atrás, el año sigue comenzando en septiembre. ¿O soy la única a la que le ocurre esto?

Los días más deseados del año han llegado a su fin y, por tanto, toca volver a la rutina. En los medios de comunicación nos bombardean con la temida “depresión postvacacional” o “síndrome postvacacional”. Voy a empezar fuerte la publicación con un gran spoiler: el síndrome postvacacional no existe. 

Son muchos los profesionales del bienestar que se afanan con poner nombres dramáticos a experiencias normales de la vida, que más que ayudar a las personas crean confusión y preocupación. Hoy vengo a deciros que estoy hasta el moño del síndrome postvacacional. 

Tú que me estás leyendo, al igual que yo misma, habrás pasado unos días de vacaciones fuera de tu vivienda habitual, habrás dormido en otra cama, alimentado de otras comidas, habrás viajado, vivido más de noche que de día… Pero cuando todo eso se acaba ¿qué pasa?

La respuesta es que no pasa nada, o al menos nada que no sepamos ya. Somos seres de costumbres, y nuestro cuerpo tiene una gran capacidad de adaptación. Del mismo modo que se adapta a estar tumbado en la playa con un mojito, se adapta al sonido del despertado a las 7 de la mañana. Pero hasta entonces necesitamos un periodo de adaptación que para cada persona será diferente en función de las situaciones que haya vivido, de dónde parta y hacia qué rutina vaya. 

¿Tiene sentido verdad? ¿Entonces por qué nos exigimos no disfrutar de ese periodo de adaptación tan útil y necesario? 

Te propongo disfrutar de una vuelta a la rutina amable contigo y con tu experiencia, para ello te invito a tomar consciencia de cómo han sido tus vacaciones, cómo han cambiado tus hábitos y a agradecer que hayas podido disfrutar de esos días. Tras esto, es el momento de crear un plan de acción gradual para volver a la rutina. Y por supuesto, no olvidarnos de que nos tenemos que cuidar siempre, no sólo durante el periodo vacacional, deja huecos en tu agenda para dedicarlos únicamente a tu bienestar y disfrute. ¡Te lo mereces!

Natalia Mateos Chanca

@Unapsicologaencasa