En mi casa hay un espíritu, o había, aun no lo tengo claro.

Hace unas semanas os conté lo que estaba pasando en mi casa (En mi casa hay un espíritu: parte I)

Y hoy regreso para contaros lo que ha seguido pasando y lo que hemos hecho al respecto.

Para empezar, es importante puntualizar, que yo no creía en estas panochadas. Pero claro, después de vivir cosas tan obvias no me ha quedado más remedio que dar por hecho que en mi casa hay un espíritu y comportarme en concordancia.

Bueno, si leísteis la primera parte, sabréis que yo no estoy dispuesta a dejar mi casa y permitir que el espíritu me gane. Además en varias ocasiones, lectoras de WLS preguntaban en los comentarios “¿Aún no ha empezado a agredirte físicamente?” y para que engañaros, me acojoné tanto que empecé a llamar a todas las meigas, videntes, tarotistas y gitanas de la provincia.

¿Qué hemos hecho?

Pues mira, finalmente dimos con un señor, al que nosotros llamamos “El druida” que nos dio mucha confianza, que nos hizo muchas preguntas y entendió nuestra situación.

Él vino a nuestra casa, nos hizo una limpieza, no de escoba y fregona, que os veo venir. Nos hizo una limpieza espiritual y nos aseguró que el espíritu aún no estaba ligado a ninguno de nosotros, que vagaba por la casa, pero que no era necesariamente un espíritu con malas intenciones.

Que ojo, yo también pienso, vale, quizás no sea una espíritu asesino que nos quiere hacer potar salmorejo verde. Pero coño, que nos está matando a sustos, no me jodas, muy santo no es.

Que el espíritu no sea malo, me dejó muy tranquila, porque, así entre tú y yo. Con un espíritu razonable y majo podría convivir, pero claro, si me hubieran dicho que tenía metido en casa al mismo Belcebú otras campanas hubieran sonado.

El druída nos dijo que debíamos ser comprensivos, que los espíritus buscan una manera de comunicarse y que eso es lo que nos asusta, pero que no son necesariamente malos. No, malo no, pero poner bote para las facturas de luz o pasar la escoba, tampoco. Colaborar no; asustar si.

Bueno, el caso, el druida nos limpió la casa, nos cobró 70€ y nos pidió que durante los próximos 3 meses mantengamos en la puerta de la entrada, una línea de sal. Supuestamente la línea de sal no permite la entrada a ningún espíritu.

Y eso hemos hecho hasta ahora.

Pero hace unas semanas nos pasó algo preocupante. Resulta que mi chico se despertó a las 4:34 por sí solo, sin alarma ni nada. Se despertó, miró la hora y se volvió a dormir.

Desde aquel día, lleva 3 semanas despertándose todos los días a las 4:34 por sí solo. Y claro, ahora le da tanto miedo, que cuando se despierta, me despierta a mí también. Y nada, nos quedamos los dos acojonados en la cama mirándonos hasta que nos volvemos a dormir.

La línea de sal sigue intacta y hemos seguido las instrucciones del druida. Así que por ahora vamos a intentar no estar tan sugestionados, dejarlo pasar e intentar que todas estas anécdotas queden en el olvido.

Pero no os voy a engañar. Cada vez que dan las 4:34 y mi chico se despierta, a mí se le revuelve el estómago, el pis y hasta la cena de hace dos días.

Por ahora puedo decir que en mi casa no hay un espíritu. O quizás si lo haya, pero por ahora, lo que quiero pensar es que ya no está y que se ha ido para no volver.

Aunque algo dentro de mí, me dice que no estamos solos en esa casa.

M.Arbinaga