Vamos a decir las cosas claras: para todas es complicado encontrar ropa que nos siente como un guante, pero con una talla 50 es un poco más complicado.
De adolescente coqueteé con diversos estilos muy variopintos, pero con ninguno me sentía realmente identificada; y debo confesar que a veces me sentía muy incómoda vistiendo ciertas cosas para intentar encajar en un prototipo. Seguro que a ti también te ha pasado.
Conforme fui creciendo también fui ganando peso, y cada vez mis opciones para encontrar ropa de mi talla se reducían más. Recuerdo aquella época como la pesadilla de las camisetas de poliéster marca-lorza, los vaqueros que me hacían culo-carpeta y muchos, muchos cárdigan para intentar tapar lo máximo posible.
Por suerte para todas nosotras, la diversidad de cuerpos fue ganando terreno en el mundo de la moda. Me acuerdo de la primera vez que entré a una tienda de Forever 21. No podía creerlo, aquello no eran camisas de floripondios ni pantalones horribles de pinza, ¡era ropa bonita! Con el tiempo, H&M y Mango ampliaron también su catálogo de tallas con ropa preciosa y otros, como C&A, Primark y Kiabi, modernizaron sus diseños.
Y finalmente, la revolución: Internet. Cada vez es más sencillo encontrar ropa gracias a plataformas como ASOS, Curve o Zalando, aunque a veces los precios sean prohibitivos. Los chinos también vieron un hueco de mercado y saltaron a escena: Romwe, Zaful, Shein… las tres Bs, querida: Bueno, Bonito y Barato. El único inconveniente es que tienes que hacerte un curso de patronaje para aprender a tomarte bien las medidas, porque no te puedes fiar mucho del tallaje.
En definitiva, ¡sí se puede! Aprovecha todos los recursos que tienes a tu alcance y vístete como quieras, porque tú sabes lo que te favorece, ¡confía más en tu instinto! Ponte algo que te ayude a sentirte segura aunque sean unos pantalones blancos, un jersey a rayas, un crop top o un vestido baggy. Haz lo que te dé la gana porque solo tú sabes lo que te representa. Muéstrale al mundo quien eres, sin miedo a ser juzgada.
