Sí, soy una de esas tantísimas personas que engordó durante la pandemia. Acostumbrada al ritmo frenético que llevaba mi vida antes de que todo esto pasara, tener que parar en seco implicó muchas cosas que se han reflejado en mi peso. Personalmente ha sido algo que me ha afectado lo justo porque siempre he tenido claro que el cuerpo cambia y precisamente en este momento, suficiente tenía con no contagiarme y mantenerme con vida como para rallarme por coger unos kilos.

La cuestión es que lo que realmente sí me ha afectado y ha hecho que engordar me parezca más grave de lo habitual ha sido la reacción de mi entorno. Todos, exceptuando una de mis amigas que ha sido la única que ha mostrado algo de empatía y respeto, han sido súper duros con sus comentarios al verme tras meses de encierro. Incluso mi pareja se ha pasado muchos días recomendándome hacer dieta, “ponerme las pilas” para perder peso…Algo que sinceramente no me esperaba  de él. Sinceramente, me jode porque suficiente duro ha sido para mí ver este cambio en mi cuerpo de repente y me ha supuesto un esfuerzo el no sentirme mal, como para que todo mi entorno se la pase comiéndome la oreja con el tema. 

El primer día que vi a mis padres, mi madre me echó una mirada de arriba abajo que me fulminó. No dijo nada pero desde luego no hizo falta, además de que mi padre añadió un “no veas como te has puesto de hermosona” con el que no sabía si reír o llorar. Mi hermana no me dijo nada en el momento que nos vimos pero me mandó un audio después por WhatsApp con el que os confieso que me hizo llorar. Me soltó un sermón tremendo sobre mi salud, que si no me podía dejar de esta forma, que si tenía que cuidarme más, que con el tipazo que siempre he tenido…Y así con todos. Todavía si solo lo hubieran hecho el primer día que me vieron pero es que han seguido haciéndolo hasta el día de hoy, casi un año después.

De verdad, no entiendo qué necesidad tiene la gente de decirle algo así a alguien. He tratado de decirles lo mal que me estaban haciendo sentir y parece que les dé igual. Me dicen que no me lo tome tan a pecho, que no se me puede decir nada…Pero es que no entiendo qué creen que ganan recordándome algo que veo todos los días en el espejo. El otro día leí esto en un post de Instagram y tiene toda la razón: en ningún momento ellos me han preguntado si me sentía bien anímicamente, si he estado más nerviosa, si he sentido ansiedad…Es la primera vez que me siento así de atacada con mi cuerpo y lo que más me duele es que sea por parte de mi entorno más cercano. Entendería que me preguntaran cómo me encuentro, cómo estoy llevando el encierro, incluso si considero que tiene relación con mi ganancia de peso ¿pero abordarme así? ¿Machacarme toooodo el rato con lo mismo? ¿En qué momento alguien les ha dicho que eso es una buena fórmula para que yo decida perder peso?

No sé si alguna me va a entender. Me siento triste, decepcionada, enfadada…Me gustaría irme lejos y alejarme de todos ellos porque estoy muy dolida. No sé cómo hacer que entiendan el daño que me puede causar lo que me están diciendo y yo cada día me veo peor y siento más rabia y eso es justamente lo que no quería.

 

Anónimo

 

Envía tus vivencias a [email protected]