¿Eres más de carne o pescado?

Esta es una pregunta que he escuchado a lo largo de toda mi vida muchísimas veces, y yo siempre me he quedado un poco con la cara a cuadros, porque (puede que yo siempre fuese una ingenua) no entendía el quid de la cuestión.

¿A qué se referían con carne, y a qué con pescado?

Hace muy muy poco terminé de entenderlo, y se dio en una conversación tan normal con mis compañeros de la uni.

  • Hombre, yo espero que, si tengo que comerle la chirla a mi pareja, aunque su olor no me agrade, yo lo hago, y luego espero que me devuelva el favor…

Ahí entendí que efectivamente, una conversación muy normal no era, por varias razones:

¿Qué es eso de que el olor de la vagina no te gusta? ¿Y eso otro de qué te tiene que devolver el favor?

Tengo que confesar que uno de mis grandes tabúes siendo una mujer de 23 años, es precisamente que me coman enterita, y básicamente es por comparar el pescado con las vaginas.

Ya desde el minuto uno de nuestra existencia en el cual empiezan a comparar nuestras vaginas con cosas como el sushi, salmón, chirlas… hace que pensemos intrínsecamente que nos huelen mal, y que oye, tenemos que sentir pudor y pedir perdón diez mil veces porque no te va a oler bien, y si encima le añadimos que yo tengo bastante flujo… ¡Elevamos a mil el complejo! Mi pareja, siempre desde el respeto, me ha intentado convencer para probarlo, pero de verdad, que mis propios complejos me impiden querer hacerlo.

Y no, mira no, es que decido plantarme aquí y empezar a trabajar conmigo misma para que la próxima vez que tenga sexo, pedirle a mi pareja que me coma todo, porque a los hombres también le huele fuerte el pene. Esto no es cuestión de que huela bien o mal, es cuestión de que la vagina por ejemplo tiene su propio pH, y encima la pobre va encerrada en la ropa interior y en los pantalones.

A parte del #FreeNipple, empecemos a reivindicar el #FreeVagina y con ello su olor natural, sus flujos, su sangre… ¡Pasa por mucho la vagina, cuanto menos empecemos a respetarla!

Y por concluir todo esto, se puede tener sexo sin necesidad de “devolverle” ningún favor a la otra persona, cada uno que haga lo que le apetezca, sin estar pensando en que luego también te tiene que tocar o chupar a ti, si entendiésemos esto en todos los aspectos de nuestra vida, el mundo sería un lugar mejor. Hay que hacer cosas porque nos apetezcan, no por esperar a que luego los demás  vayan a hacer lo mismo por nosotros.

Laura San Juan.