Nunca se supo qué había pasado exactamente. Yo estaba haciéndome un huevo frito para cenar y me distraje dos segundos a mirar el móvil. Cuando volví a mirar, ya había fuego.

Estaba en un piso viejo de alquiler en Pamplona, donde estudiaba periodismo, y la cocina era de gas, pero en mi casa familiar en Reus también habíamos tenido gas toda la vida y yo estaba totalmente acostumbrada. En cuestión de segundos el fuego fue extendiéndose, a unas cortinillas cutres que había en la cocina, al mantel de plástico, y de ahí a los propios muebles.

Al principio hice lo típico de intentar apagarlo con una toalla mojada, pero no había nada que hacer, y yo empecé a paniquear.

Decidí que le daban por saco al piso e intenté irme de allí, pero para entonces ya había una humera negra por todo el piso y, además de que me picaban muchísimo en los ojos, es que no podía respirar. Luché por mantener la calma, pero ya hacía un calor impresionante y el miedo y la desesperación eran cada vez mayores.

La cabeza no me daba ni para encontrar el móvil, que se me había caído al suelo, y llamar a emergencias, pero sí que de repente me acordé de que en algún sitio había visto que había que tumbarse en el suelo y salir como arrastrándose, así que eso hice, pero tragué una cantidad de humo brutal y empecé a ahogarme. 

Los bomberos no tardaron, llamó el vecino de arriba, y cuando llegaron yo estaba casi inconsciente porque lo recuerdo como un sueño. De ahí fui en ambulancia al hospital y pasé días en la UCI, con quemaduras de segundo grado y alguna de tercero.

Avisaron a mi madre, y la pobre vino desde Reus en taxi, no sé lo que tuvo que ser ese viaje para ella. Me costó mucho recuperarme del todo, respirar bien, y curar las quemaduras; todos los profesionales me dijeron que había tenido mucha suerte de haber salido con vida de aquello.

Esto me hizo darle muchas vueltas a la cabeza (porque mira que tuve tiempo para pensar). Me di cuenta de que estaba atrapada en una carrera (periodismo) que no me hacía feliz. Me gustaba la idea, pero había comprobado que en la práctica era otra historia, y lo del incendio me había afectado de manera que tenía ganas de hacer algo con un trasfondo más humano que lo que me estaba pareciendo el periodismo.

Álvaro, uno de los bomberos que había participado en el rescate, vino a visitarme al hospital. Estuvimos muchísimo rato hablando del incendio en mi casa y de su profesión en general, y yo noté cómo iba creciendo dentro de mí las ganas de dedicarme a eso, pero no dije nada porque al principio siempre piensas que es lo típico que luego se te pasa y no vuelves a pensarlo en la vida.

Pero cuando ya me mandaron para casa, no podía parar de pensar en todo lo que me había contado Álvaro (y cuidado, que no era todo ideal, ni mucho menos, había muchas cosas tristes y desagradables) y lo que me reconfortaba pensar en salvar la vida de otras personas.

Decidí investigar acerca de las oposiciones a bombera, y encontré un montón de información.

Cuando me animé a comentarlo con mi madre y mis amigos, me encontré de todo: hubo quien me animó con el tema, hubo quien me dijo que estaba “flipada” y que ya se me pasaría en cuanto viera el temario, y hubo quien me dijo que ni se me ocurriera. Pero contacté con Álvaro y le propuse un plan para que me entrenara.

También me apunté a una academia para prepararme la parte teórica. Esto no se lo comenté a mi madre; lo pagué con mi propio dinero, y viviendo tan lejos la una de la otra, fue facilísimo guardar el secreto.

Dos años estuve preparándome hasta que decidí presentarme a las oposiciones. El cambio en mi físico era exagerado, pero cuando iba de visita a Reus mi versión era que me había vuelto adicta al cross fit, más vale que nadie me hizo muchas preguntas, porque no tengo ni idea de qué va el cross fit exactamente. Me saqué la plaza a la primera, y entonces sí lo anuncié a los cuatro vientos. 

Hoy en día estoy encantada con mi trabajo, me alegro infinitamente de que, a pesar de que fuera a raíz de un accidente tan peligroso, la vida me diera esta oportunidad que me permitió renacer y encontrar mi verdadera vocación.