Si señoras, estoy gorda y ligo ¡Y ligo mucho!

Había oído muchas veces eso de «Cuando te quieres y estás en paz, atraes más a la gente» y siempre había pensado que eso era una gilipollez. Pero cuanto más me quiero y más tranquila estoy en mi mundo, más sentido tiene.

Sé de sobra que no entro en el cuadro de lo que es una mujer normativa.

Mido casi 1.80, tengo una talla 48, tengo el pelo rubio, muy largo, ondulado y más encrespado que Mufasa. Por no hablar de que cuando salgo, lo hago con vestidos de flores hasta el tobillo, con botas camperas y con un gran lazo en la cabeza.

Pero la realidad es que tengo ganas de conocer a personas, de conectar con seres humanos y me alegra cuando conozco a personas que tienen una historia interesante para contar.

Pasé varios años sin salir y relacionándome más bien poco. Cada vez que salía sentía que no encajaba en el mundo de la noche. Sentía que las chicas atractivas distaban mucho de lo que yo era y a menudo sentía, que salir por la noche significaba: Irte de compras, poner tus mejores cartas sobre la mesa y esperar a que algún hombre se viniera de rebajas a tu mercadillo.

Quizás tuviera esa sensación por el tipo de personas con las que salía. No sé, la situación al completo carecía de sentido para mí y hacía más bien poquito por mi autoestima.

¿Y qué pasó?

Bueno, con el paso de los meses fui creciendo como persona y fui saliendo de ese rincón de soledad y sombras. Empecé a quererme de otra manera y supongo que empecé a valorarme de nuevo. Me costó un par de años, pero cuando finalmente empecé a salir por la noche, me di cuenta de que lo que yo soy a día de hoy es completamente distinto a lo que era.

Siempre que me unía a mis amigas por la noche acabábamos conociendo gente nueva e interesante.

De alguna manera que aún desconozco siempre acabamos pasando la noche con algún grupo de chicos y cada noche acabo rechazando a un par de hombres.

Estoy gorda y ligo mucho. Y eso es algo que sorprende y a veces resulta complicado de creer.

Mis amigas empezaron a hacer comentarios acerca de lo mucho que ligaba y a menudo se cuestionaban como podía ser que yo, con mis características físicas, ligara más que algunas de ellas. Cuando ellas son chicas con alisados de keratina, eyeliners perfectos, tallas 38 y faldas de poli piel bien cortas.

Yo siempre he pensado que mis amigas son unos pivones. Cada una tiene su estilo, está claro, pero considero que todas y cada una de ellas son preciosas.

Aun recuerdo una noche en la que una de mis amigas dijo en voz alta «Yo no entiendo cómo puedes ligar tanto, no me lo explico» entonces otra de mis amigas contestó «Bueno, midiendo 1.80 es casi inevitable que se fijen en ti» y finalmente otra, con un poco más de cabeza dijo «Siempre ha sido una tía muy atractiva, lo que no sé es por qué os sorprende»

Y no nos vamos a engañar, duele bastante ver como personas que creías que te valoraban, no entienden cómo puedes resultar atractiva.

Todos sabemos que el físico es lo primero que ves, pero ¿Enserio me estás diciendo que aún siendo mi amiga, no puedes señalar nada en mí que pueda ser atractivo para otra persona?

La capacidad que tengo para ligar es algo sobre lo que se bromea bastante entre mis amigas. Incluso se hacen comentarios acerca del tema con personas fuera de nuestro grupo de amigas. Y lo mismo, no puedo enumerar las veces que aún delante de mí, otras personas han afirmado rotundamente que lo que mis amigas estaban contando era completamente mentira. ¿Por qué? Porque estoy gorda y ligo más que Sofía Vergara.

Y son precisamente ese tipo de comentarios o actitudes por las que chicas que objetivamente son más atractivas que yo, no resultan magnéticas para otras personas.

Porque al final, lo que todos queremos encontrar, es una persona que nos escuche, que conecte con nosotros, que nos entienda, que se ría con nosotros, que nos haga pasar un buen momento y que nos haga sentir mejor con nosotros mismos.

Anónimo

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