CUANDO TUS AMIGAS SE MOLESTAN PORQUE TÚ, SIENDO GORDA, LIGAS MÁS.

Para remontarnos a la primera vez que fui consciente de ello tenemos que trasladarnos al 2005. Era un concierto de verano al que yo iba con una amiga (guapísima, delgadísima y que superaba la media de estatura de las demás) y mi ligue adolescente correspondiente a ese verano. Resulta que el chaval era bastante guapete, alto, agradable… Y esto a mi amiga debió de picarle un poquito, porque en mitad del concierto y aprovechando que él había ido a por bebidas, me soltó: 

Joder, no entiendo nada, aun estando gorda siempre te ligas a los mejores tíos. — Mmmm vale amiga, yo también te quiero. 

En ese momento y con las pocas herramientas emocionales que tiene una adolescente no supe reaccionar, así que asentí y sonreí. Como veis la seguí considerando amiga durante un tiempo. Pero luego, con los años, una se da cuenta de que las amigas, lejos de ser envidiosas, se alegran por las cosas buenas que les puedan pasar a los demás

Siempre he considerado que he tenido suerte en el amor, tanto con mis ligues como con mis relaciones más largas (bueno, con todas todas, más bien no). Pese a ser una tía con Kg de más, he tenido relativamente “éxito”, algo que no creo que sea fortuito. Desde pequeña me he currado una actitud y una personalidad que llamen la atención en positivo y puedan paliar el no cumplimiento de los cánones de belleza socialmente aceptados. Las cosas como son.

Además siempre he sido bastante payasa, fan de las bromas y de contar historias desastrosas con un toque de humor. Vaya, que me río hasta de mi propia sombra. Así que supongo que eso también influye a la hora de que más o menos chicos se hayan fijado en mí. 

Pasaron los años, y después de algunas relaciones más largas volví a estar “disponible” para ligar. Fue entonces como si de un fantasma se tratase, otra amiga (guapísima, delgadísima y que superaba la media de estatura de las demás) me volvió a decir: 

—Joder tía, es que no entiendo cómo puedes ligar tanto. 

Esta vez y aunque tenía más herramientas emocionales que la anterior, mi respuesta fue diferente a la que podríais haber esperado: 

¿Cómo tanto? — Dije. 

Sí, claro que tanto— Respondió mi amiga, para acto seguido hacer un listado con los tíos que se habían interesado por mí recientemente. 

Bah! No será para tanto. Será porque les pica la entrepierna y no tienen nada mejor a mano. —  Respondí. 

O porque eres guapísima de cara, aunque no te lo creas. — Sentenció ella. 

Ahí fue cuando descubrí que aunque mi amiga sabía ver que era “guapísima”, como ella decía, a ella la sociedad también le había influenciado negativamente y su subconsciente le había jugado una mala pasada en voz alta, dando a entender que no sabía cómo, siendo gordita, podía ligar tanto. 

Después de esos 2 episodios concretos empecé a reflexionar sobre el tema y no paraban de venirme a la mente momentos similares a lo largo de mi vida. Desde ese familiar que se sorprende porque ese tío bueno sea tu pareja, hasta ese buenorro que no entiende cómo lo rechazas  cuando deberías, según él, sentirte afortunada de que se haya fijado en ti. Pude ver cómo la gente, cuando eres gorda, automáticamente te asigna una personalidad tipo: tímida, introvertida, sin éxito, con poca experiencia sexual… Y cuando rompes esos cánones, rompes también sus esquemas. 

A mi amiga (la de la última historia) la quiero con el alma y no la culpo por sus palabras desafortunadas. A mi subconsciente los estigmas sociales también le han jugado la misma mala pasada una y otra vez. Pero aquí sigo intentando callar esa voz. Saliendo a la calle con la cabeza alta, mi personalidad arrolladora y mi humor personal para intentar ser una Motomami de la hostia. No por los ligues, sino por mí misma. Porque no hay nada mejor que sentirse segura, y que venga lo que tenga que venir. 

 

@maripluff