Batallas a muerte por la cebolla en la tortilla de patatas. Beefs interminables entre lxs amantes del Nesquik y los de los grumitos del Colacao. Discursiones megaprofundas sobre cómo la piña en la pizza desvirtúa toda tradición culinaria o todo lo contrario. Enfrentamientos musicales donde es obligatorio escoger: Oasis o Blur, Los Planetas o Los Piratas, Britney o Christina… Sí, el mundo está dividido en dos tipos de personas y hoy he venido aquí a poner sobre la mesa algunos de esos binomios cotidianos que dicen mucho más sobre nosotrxs mismxs de lo que podríamos imaginar (y ojalá haber estudiado psicología para poder hacer un artículo serio y no esta chorrada basada en la pura observación y comparación con mi entorno).

  • Las que pueden tener las APP del móvil llenas de notificaciones y las que nos ponemos muy nerviosas en cuanto salta un fucking globito rojo.
  • Las que se lavan la cara religiosamente todas las noches y las que se levantan siendo un oso panda cada día.
  • Las que se paran con todos los perretes que se cruzan por la calle y las que te miran raro por hacerlo.

  • Las que disfrutan muchísimo de un filtro de Instagram y las que pasamos tres pueblos (y solo usamos el de Kylie Jenner porque QUÉ PUTA MARAVILLA).
  • Las que subrayan sus lecturas con bolígrafo y las que lo hacemos con lápiz (solo cuando es estrictamente necesario).
  • Las que guardan la ropa en el armario cada vez que se cambian de ropa y las que somos especialistas en hacer montañas de ropa sobre una silla.
  • Las que asesinamos a toda cuanta planta llegue a nuestras manos (drama) y las que tienen sus casas como si fueran un jardín botánico.

  • Las que hacen la cama todas las mañanas y las que se escudan en ese bulo de que es mejor no hacerla porque somos unas vagas del carallo.
  • Las que utilizan esponja para ducharse y las que nos morimos de asco solo de pensarlo.
  • Las que aman el calor, el verano, el olor a protector solar… y las que somos muy felices cuando las temperaturas bajan de los 20 grados.
  • Las que llegan tarde por defecto y las que tenemos la terrible enfermedad de la puntualidad.
  • Las que se comen la pizza entera y las que desperdician los bordes (¿POR QUÉ?).

  • Las que dejan absolutamente todos los botecitos del baño abiertos y las que se esmeran en dejarlos todos bien cerrados.
  • Las que son capaces de aparcar sin apagar la música y las que lo hacen tan pichis.
  • Las que se vuelven locas cuando ven un bicho volador y las que son capaces de mantener la calma hasta con una avispa asiática de esas que parecen helicópteros.
  • Las que tienen el escritorio del ordenador como si fuera un puzzle y las que necesitamos tenerlo organizado casi al milímetro.
  • Las que no tienen ningún problema con la lucha feminista y las de «nimichisminifiminismi».

Básicamente yo pertenezco a ese grupo de personas que si le dicen que quedan horas para una hecatombe nuclear me quedaría en la confortabilidad de mi casa comiendo galletas. O eso quiero pensar.