Me independicé hace muchísimos años, he sido un alma libre desde que tengo uso de razón, como os conté en el capítulo anterior de mi vida en el cual me crucé con la polla más grande de España, yo he sido muy avanzada a mi generación en el tema sexo, pues bien, el hecho de vivir sola en Madrid acentuó mis problemillas de probadora sexual de cosas random, ahora con toda la movida he tenido que volver a casa de mis padres Y LO LLEVO MAL.

No sabéis las argucias que me tengo que montar para poder rascar algo de amor en la penumbra de la noche, porque aparte de vivir con mis padres, estar en medio de una pandemia mundial y no poder mantener relaciones interpersonales a la antigua usanza, ahora encima me he hecho como medio hipocondriaca con el bicho este de los cojones. Llevo como MUCHÍSIMO cuidado, en plan loquita de la cabeza. No en plan bien, si no en plan enferma.

Yo tengo una agenda MUUUUUUY amplia, una cantidad de pollas dispuestas a meterse en mi chocho MUUUUUUUY considerable  y unas ganas de follar MUUUUUUUUUUUUUUUUUUY INMENSAS. Real, he batido mi récord en la vida. Llevo SEIS meses sin follar, mis amigas han llegado a estar años, pero yo no, a mi no me sale, yo no puedo, yo creo que jamás he llegado al mes entero sin catar falo. Vamos, ni de coña.

Pues nada, ahora estoy enfadada con el señor Dios nuestro señor, porque el muy listo ha creado los penes unidos a hombres, hombres con boca, manos y virus invisibles. ¿¡Cómo me voy a plantar yo a estar alturas de la pandemia en casas de nadie sin saber con quién están, cuánto se duchan, qué marca de gel hidroalcohólico se echan, cuántas veces al día se levan las manos, qué clase de mascarilla usan, qué desinfectante textil o alimenticio usan en su hogar, qué tipo de transporte usan?!

Pues nada, como dice RuPaul ‘with great power comes great responsability’, pa las que no sabéis inglés: ‘si no sabes si la polla está limpia, mejor no te la comas’. 

Pues nada, este cerebro mío ha tenido que buscar soluciones para no quedar físicamente con personas, pero tampoco morirse del asco saltando de página porno en página porno viendo a señoras sufrir más que disfrutar. ¿Cuál ha sido mi opción? El cibersexo a altas horas de la madrugada mientras mis dulces padres duermen en la otra punta de la casa.

Aquí viene la parte más triste de mi vida: el cibersexo lo practico en el baño. ¿Por qué haces eso, Torni? Pues porque es la puta habitación más lejana a sus cuerpos dormidos, porque es la única estancia de la casa con pestillo y porque en mi cama solamente podría hacer el amor por el teléfono en ASMR y no sabéis la puta mierda que es eso.

Pues bien, la semana pasada, CUATRO Y MEDIA de la mañana, yo tirada en las frías baldosas del baño con una manta de por medio, sí queridas, me llevo una manta pa ponerla en el suelo porque si no se me hiela el coño que ni en Frozen. Ya con mis juguetes preparados, mi cam encendida, mis auriculares puestos y a mi colega al otro lado de la pantalla.

Empieza la sesión dos rombos de mi día en la cual me masturbo con alevosía en el frío y sórdido baño de la casa de mis padres. Deslizo mi mano hacia el clítoris, mi compi me cuenta cómo me estaría comiendo el coño si fuera posible, yo me vengo arriba en el acto de las masturbación porque cuando te miran pues todo es como más teatral, empiezo a gozar y me dice ‘cómemela’.

Y allá que va la Tornado de Villalba, con su mejor cara de guarra a narrarle con detalle al afortunado de la noche cómo le comería la polla centímetro a centímetro sin cortarme ni un pelo y  cuando digo ni un pelo, es ni un pelo.

Me pongo a hablar de cómo le bajaría el calzoncillo, como la cogería entre mis manos, cómo me acercaría a ella con mis labios sin llegar ni a rozarla, como tiraría el aliento despacio para que supiera que mis labios están cerca y le entrasen las ganas, cómo la acariciaría despacio con mis labios recién humedecidos, cómo chuparía su capullo despacio, con mi lengua, haciendo presión…

‘¡¿TORNADO MARÍA DE TODOS LOS SANTOS DE LA NOCHE SE PUEDE SABER QUÉ HACES?!’

Mi madre, golpeando la puerta del baño, gritando, a las putas casi cinco de la mañana, yo con la manta, el pc, los auriculares, el satisfayer y el juguete en forma de falo, tirada en el suelo. ¿¡Sabéis qué es tener el corazón en la garganta?! Pues cien veces peor.

Cerré la pantalla, corté la llamada, envolví los juguetes y el portátil en la manta, lo puse todo encima del bidé, me senté en el WC y fingiendo mi mejor voz de dormida dije ‘mamá, pero qué haces aquí a estas horas’.

A lo que escucho la voz de mi padre ‘no, qué haces tú encerrada ahí dentro, que llevas más de media hora’.

Tierra, trágame.

-Papá, mamá. Esto está siendo muy incómodo y estáis invadiendo mi intimidad, iros a dormir y mañana hablamos.

-¿Pero estás bien? ¿Con quién hablabas?

-Claro que estoy bien, estaba hablando con Marta, que ha tenido una crisis con su novio.

-¿A estas horas?

-Sí, a estas horas.

-Venga, sal de ahí y vete a dormir.

Niños y niñas, la moraleja que aprendemos de este cuento es clara: no hay padres más ciegos que los que no quiere ver, aunque pases una mala racha en la casa de sus padres una no se despacha, si el suelo está frío ponemos una manta pa no helaros el higo.

Fdo: la tornado de Villalba