Situación muy típica, éramos dos amigas (recién solteras en esa época), un sábado por la noche, viendo películas de llorar, con chocolate y alcohol, una mezcla un tanto explosiva.

Ni de coña íbamos a salir, nuestras caras no nos lo iban a permitir, así que decidimos seguir ahí, urgando en nuestras heridas… o eso creíamos. Al principio todo eran lloros, drama, y machacarnos con cosas que pensábamos que iban a pasar y que ya no pasarían. Pero después, empezamos a beber, y llegó un momento en el que las confesiones indecentes salían solas de nuestras bocas, esas que solo decimos cuando nos ponemos ciegas/os.

Al principio todo eran risas, secretillos de cuando éramos más pequeñas, amores prohibidos, chicos que nos trincaríamos, etc. Pero llegó una confesión de mi amiga que hizo que nos quedáramos en silencio durante unos minutos, hasta que pude reaccionar, sus palabras exactas fueron: “tía, es que me pones muchísimo, y no me atrevía a decírtelo, pero te lo confieso, total de perdíos al río”.

Al principio me quedé callada, no sabía cómo actuar, nunca una chica, y encima amiga mía, me había dicho eso tan claramente. Le dije que eso seguro que lo decía porque íbamos pedo, estaba dolida por lo de su ex y se le había ocurrido decirme eso, o que seguro que era una broma.

En ese momento, la expresión de su cara cambió por completo, se acercó a mí y me dijo que si esto me parecía una broma, puse cara de póker, en plan “¿qué dices?”, pero no me dio tiempo a contestarle, me besó de una forma que nunca lo habían hecho, y no os voy a engañar, me gustó y mucho. Las dos nos dejamos llevar esa noche y os puedo decir que fue uno de los mejores polvos de mi vida. Podría contaros más detalles, pero eso me da para un relato.

Y así fue como, indirectamente gracias a nuestros ex, descubrimos que no éramos tan hetero como pensábamos, y después comprobamos que no fue solo porque esa noche estuviéramos borrachas, ya que repetimos un par de veces más. A día de hoy las dos tenemos pareja, y seguimos siendo amigas, aunque sin esos encuentros. Pero de verdad, chicas y chicos del mundo, nunca digáis de este agua no beberé, que pueden pasar muchas cosas en la vida y pueden ser de las mejores experiencias que vayáis a vivir.

Miriam.