Estábamos en agosto de 2017, típicas fiestas de verano de todos los pueblos, con mucho alcohol, amigos, orquesta.. Bueno, todo una gozada.

Desde que tengo como 15 años tenía una atracción mutua con un chico de ese pueblo, llamemos a ese chico X. Todos los veranos igual con la tontería pero entre unas cosas y otras nunca pasaba nada.

Esa vez dio la casualidad de que yo estaba ya un poco contentilla, bailando y X no sé en qué momento me agarró la mano y me dijo de ir a hablar a un banco un poco apartados de la gente. Allá que me fui. La cosa es que llegamos al banco y nos sentamos, todo iba bien, nos liamos, y bueno la cosa se ponía caliente así que decidí decirle de volver donde estaban el resto de amigos.

giphy (1)

Volvimos a donde estaban todos y seguimos la fiesta, seguimos bebiendo y todo iba como una noche os prometo que mágica. La cosa se siguió calentando, me propuso ir a su casa y me faltó tiempo para aceptar. ¡Por fin después de tanto tiempo íbamos a darle al tema!

Ya en su casa la cosa se puso a tope en poco tiempo. Estábamos ya haciéndolo y va y suelta bien alto:

‘YOGURES’

Y yo, con cara de póker me empecé a reír y os juro que por más que intenté parar, no podía. Cuando acabó la faena le dije a ver qué hacía diciendo yogures sin venir a cuento y me dijo:

  • Es que cuando no me quiero correr rápido con una tía pienso en la lista de la compra y así retardo el tema.

Os prometo que ese fue mi fin, no podía respirar de la risa, porque bueno, no sé si eso funciona o no, pero decirlo en alto fue algo que os juro que pudo conmigo.

Al final me fui a mi casa a la mañana siguiente y al que había sido mi crush durante años ya no pude mirarlo de la misma forma.

 

Anónimo

 

Envíanos tus follodramas y tus tinder sorpresa a [email protected]