Esto que os voy a contar hoy me lo tomo a coña, pero de verdad que me gustaría ver la cara que se me quedó en su día ante los brillantes argumentos de mi ex a la hora de tratar de convencerme para hacer un trío. Es que de verdad, han pasado cerca de diez años y aún me quedo obnubilada ante tal capacidad argumentativa, ante la brillantez de su oratoria, ante sus irresistibles dotes de seducción. Es que por qué no le dejaría cuando soltó la primera perlita, coño.

Y es que, cuando empecé a salir con este galán, yo era una jovencita de 18 años que empezaba a desarrollar su sexualidad, y él, por supuesto, estaba encantado de llevarme de la mano en la exploración de los placeres carnales.

A todo esto y desde hacía unos años yo me había dado cuenta de que igual hetero no era, y si bien no era algo que me gustase pregonar a los cuatro vientos me pareció que lo suyo era que mi novio supiese que soy bisexual.

Es gracioso, porque a mi anterior pareja no se lo dije en su momento porque me había dejado claro que opinaba que las personas bisexuales tenían más probabilidades de ser infieles (un erudito de la lógica, señoras); sin embargo, a este otro chorbo le pareció maravilloso, fabuloso, sublime incluso. Y claro, yo encantadísima de la vida de que mi chico aceptase tan de buena gana mi orientación sexual, ja ja ja. JA. En qué puñetera hora se lo diría. 

El caso es que, de vez en cuando y si salía el tema de las fantasías sexuales, me dejaba caer que le gustaría mucho hacer un trío, eso sí, con otra mujer porque no fuera a ser que se volviera gay o algo de eso, y cuando me venía con esas yo le daba largas diciendo que bueno, que a mí la idea sin más pero que claro, tendría que ser con alguien a quien conociéramos lo suficiente como para tener confianza pero que no fuese tan cercana como para vernos a diario y que pudiera haber malos rollos. Y aquí fue cuando, según fue cogiendo confianza para insistir en el tema, me soltó la primera perlita: ‘hay que ver lo remilgada que llegas a ser con lo abierta y lo feminista que eres’. BOOM SEÑORAS, LA PRIMERA EN LA FRENTE. ¿Que por qué no salí corriendo de ahí ante semejante red flag? Y yo qué sé, era joven, inexperta, estaba enamorada…

Ojo, enlazando con esta vino la segunda no mucho tiempo después: ‘eso es que tienes miedo de que la otra se enamore de mí, qué desconfiada eres con las otras mujeres para ser feminista’. No cari, no desconfío de otras mujeres, desconfío de ti y mis motivos tengo.

Que yo ahora me río, pero el nivel de manipulación que manejaba este señor utilizando mis ideales para presionarme es para reflexionar.

Como vio que aludiendo a mis ideales feministas y a mi apertura de mente no obtenía los resultados deseados, optó por sacar la artillería pesada: sí, chicas, utilizar mi orientación sexual.

Empezó con la sutileza de unas bragas de esparto, dejándome caer que dado que yo era bisexual, si algún día quería probar con otra mujer él no tendría problemas en que probase, y lo cierto es que a mí empezó a olerme raro tanta insistencia y tanto afán pero qué queréis que os diga, en el momento lo que pensé fue que igual se estaba planteando abrir la relación, o algo así. Lo que desde luego no me podía esperar fue su frase estrella, esa que me abrió los ojos, que me hizo decir ‘de qué coño va este tío’ y que casi consigue que me caiga de culo según me la soltó con su tono de voz más sugerente:

A mí me parece genial si quieres darle al rollo bollo, pero cuando lo hagas, exijo ser la salchicha entre los bollos’.

¡PERO QUÉ SALCHICHA, QUIÉN QUIERE TU SALCHICHA EN NINGUNA PARTE, MAMARRACHO!

No sé si me mató más la frase en sí, el tono seductor con el que la soltó o el que diera por hecho que en un polvo entre dos señoras tuviera que haber sí o sí una ‘salchicha’, como queriendo dejar claro que ya que iba a haber una, qué menos que fuera la suya.

Menos mal que salí de allí, chicas, por motivos bastante menos hilarantes que este, porque claro, esta es la parte graciosa. Lo único que lamento es no haber salido por patas de mi relación con semejante personaje mucho antes.

 

Con1Eme