Queridas mías, esta historia que os voy a contar a día de hoy me sigue dando pesadillas y un mal rollo que no os lo podéis ni imaginar.

Que hay gente muuuu rara en este mundo es algo que sabe y se conoce, de hecho yo no sé qué coño me pasa que parece que tengo un imán pegadito al culo que lo único que hace es que me fije en los tíos mas raros del puto planeta.

En fin dramas a mí como siempre. El caso es que, hartita de que todos los tíos que se cruzaran en mi camino fueran de lo malo lo peor y de lo peor lo inferior, mucho traumado y cansino de la vida, me dije, pues nada ¡será culpa mía!

Por lo que decidí delegar mi vida amorosa en mi amiga Julia, la cual me llevaba mucho tiempo comiéndome la orejita con que tenía un ex compi de la uni que era muy majete y me juraba por todos los dioses conocidos que era normal.

¡JÁ!

Total que dije bueno mira, si mi amiga dice que el chaval es majete vamos a darle una oportunidad que tampoco tengo nada mejor que hacer (maldita la hora).

La historia al comienzo fue la típica, chico conoce a chica, nos intercambiamos los Whatsapp  y estuvimos tonteando como dos semanas, porque entre sus horarios y los míos nos resultó un poco complicado cuadrar una fecha.

Nada más vernos, ya surgió ese no se qué que te hace sentir una atracción brutal, en cuanto nos pusimos a hablar parecía que nos conocíamos de toda la vida, y la verdad que yo estaba más que encantada y él también.

Antes de que llegaran los postres ya estábamos dándonos unos buenos morreos y las manitas ya iban al pan, por lo que decidimos terminar pronto y aprovechar para ir  a un sitio más calmado, y decidimos poner rumbo a mi casa.

Nada más llegar, hace el pequeño tour de rigor, y sin  pensármelo mucho le arrastré a mi habitación. La verdad es que tardamos en desnudarnos cero coma, y todo eran besos, lametazos y toqueteos.

 

Empezamos a follar como animales contra todos los muebles de mi habitación, me hizo un sexo oral de rechupete y la verdad que nos entendíamos súper bien.

A la hora de correrse, él me pidió que si podía hacerle una paja sin el condón y así poder desfogar a gusto y con calma, cosa a la que yo no me resistí en absoluto. Ya que una ya tiene una edad y una técnica muy depurada y allá que fui, en cuestión de dos minutos el chico había terminado y yo me sentí muy orgullosa y satisfecha.

Pero claro, imaginaros la que habíamos liado corriéndose por todos lados como una fuentecilla, así que en un momento que me dispuse a decirle que podía ir al baño a lavarse, me mira con ojitos tiernos y me dice que si no me importa ir a por unas toallitas y limpiarle yo todo el asunto.

En un primer momento no me pareció muy extraño, ya que pensé “bueno no quiere manchar nada” (ojalá), bueno, pues cual porno chacha me puse a limpiarle todo el asuntillo, cuando le veo que me pone una sonrisilla y me suelta, “muchas gracias, es que mi madre me limpiaba siempre desde que soy un adolescente y se me ha quedado la manía”

…….

Mi cara fue, un momento ¿qué? En un primer momento quise pensar que le había entendido mal y que el hacía referencia a que le limpiaba el culo cuando era pequeño, pero NO AMIGAS, NO.

Como vio que se me quedaba la cara un poco rara sintió la necesidad de seguir explicándose (por qué señor) y me empezó a relatar como él desde que era adolescente, le pedía PERMISO  a su madre para masturbarse, y que después esta le limpiaba la corrida.

¡TAL CUAL!

Mi cara no sé cuantas emociones reprimidas podrían estar representando en ese momento, pero lo único que se me ocurrió fue decir que se me hacia tarde, que al día siguiente madrugaba y que adiós muy buenas y con esas le cerré la puertita en la cara.

Cuando vi a mi amiga, me cagué en ella y en su puñetera madre, y del chaval no quise volver a saber nada, le dije que ahora mismo no buscaba nada y que le fuera bonito. Si la vida me ha enseñado algo, es que, con niños de mamá NO.

Anónimo

 

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